Viste, como yo, en Canal + hoy sábado por la mañana,
"Los Pecados de mi padre", documental de Sebastián Marroquín -cuyo
verdadero nombre es Juan Pablo Escobar-. Te recomiendo que lo veas. Búscalo.
Persigue la cinta. No dejes escapar la oportunidad de contemplar algo
sorprendente. Ni más ni menos que la reconciliación del hijo del asesino Pablo
Escobar, con los ojos de los asesinados. Del hijo del narcotraficante más
buscado y famoso de la historia, Pablo Escobar, pidiéndoles perdón en nombre de
su familia, primero a Rodrigo, hijo del que fuera ministro de justicia de
Colombia, Rodrigo Lara, y posteriormente a los tres hijos de Luis Carlos Galán,
candidato a la presidencia de Colombia cuando sicarios de Pablo Escobar lo
abatieron en un mitin preelectoral. Los tres hijos, en la actualidad con
diferentes cargos políticos, son Juan Manuel, Claudio y Carlos.
El documental, que inserta numerosas imágenes grabadas de la
vida familiar de Pablo Escobar, salpicada del exagerado lujo y boato que
caracteriza a los capos de la droga, con imágenes de los políticos asesinados,
incluidos caducos ambientes familiares y el dolor de las familias rotas, lo
narra el propio hijo de Pablo Escobar, Juan Pablo, que al trasladarse a
Argentina, donde actualmente ejerce como arquitecto, se cambió un nombre y un
apellido que les impedía olvidarse del mito de su padre y del ambiente sucio de
la droga, por aquel otro de Sebastián Marroquín, decidiendo más tarde emprender
una cruzada humanista y cargada de emotividad, que le llevaría a pedir perdón a
los hijos de los dos famosos políticos que su padre mandó ejecutar. Es solo una
muestra, pues son cientos los soldados, políticos o ciudadanos colombianos que
el capo mandó eliminar durante su reinado criminal, lo cual reconoce su propio
hijo, lo que hace al documental más real. Además de la valentía de los
protagonistas, y de las imágenes que nos presenta, se insertan numerosas
grabaciones telefónicas de la voz de Pablo Escobar enfrentándose al poder
político, tanto en medios de comunicación como en grabaciones privadas.
Insisto en que persigáis la cinta, pues es un testimonio
escalofriante, pero a la vez emocionante y humano de una realidad que vimos en
los telediarios y en las noticias y que ahora nos presentan en primera persona,
sentados en nuestros cómodos sofás, pero que seguro que nos hará reflexionar
profundamente.
Manolo Ozáez
No hay comentarios:
Publicar un comentario