El presidente del Museo, nuestro amigo José Antonio Vacas, junto a Ignacio Sola, de Vílches, solicitó a nuestra Asociación General Reding colaborar en la citada Asociación con la cesión de uniformes y armamento de época napoleónica de nuestros Regimientos, cediéndoles uno de oficial de artillería a pié, por parte de Antonio Miguel Troyano, y otro del Tercio de Texas, propiedad de Nicolás Ozáez Sánchez.
No habíamos tenido la oportunidad de visitar el Museo de la Carolina, por lo que el día en que fuimos a recoger los diplomas por nuestra participación de la mano del alcalde de la villa, señor Gallarín, nos quedamos gratamente sorprendidos de la magnificiencia del Museo que la ciudad vecina exhibe con orgullo. Sorprendidos por el extrordinario edificio que alberga, tanto la muestra permanente como la específica de miniaturismo militar. El inmueble, construido en los años 50/60 del siglo XX, sobre las ruinas del Palacio del Intendente de las Nuevas Poblaciones, albergaba un silo de trigo que, deteriorado, ha sido reconstruido por un equipo de excelentes profesionales que han mejorado no solo la estética de un edificio industrial, sino que le han dotado de un especial sello de distinción acorde a la estructura matriz adosada, que es el Palacio que en su momento mandó construir el Intendente Pablo de Olavide. Se accede por dos calles paralelas y consta de patio y varias plantas de exposición, además de oficinas, laboratorios, talleres de reconstrucción, reparación e investigación y biblioteca, todo ello gestionado por una Asociación de Amigos del Museo, de carácter totalmente altruista, más el apoyo profesional de varios empleados contratados por el Ayuntamiento y que gestionan el día a día del Museo, actuando de cicerones, guías y expertos historiadores arqueólogos.
Ciertamente nos quedamos impresionados por la magnificiencia del edificio y de su contenido permanente, fundamentalmente de arqueología mineral de la zona de La Carolina, Despeñaperros y gran parte de Sierra Morena. Allí coincidimos con expertos historiadores, coleccionistas, miniaturistas y amantes de la investigación militar, como Joaquín Moltó García, presidnete de la Asociación de Miniaturistas "Comandante Benítez", de la provincia de Málaga, o el médico cirujano doctor Vargas, experto conocedor de la historia de la Batalla y época coetánea de las Navas de Tolosa, poseyendo una interesante colección de figuras y miniaturas, realizadas por él personalmente, sobre dicho episodio épico de nuestra historia.
Con los miembros de dicha Asociación, a quien regalamos varias ediciones de la revista BAILÉN INFORMATIVO, editada por la Asociación CAECILIA, y la novela de Manolo Ozáez, "Nunca Supieron de qué Guerra se trataba", a cargo de la Asociación Histórico Cultural General Reding, hemos convenido en organizar actividades conjuntamente, pues de esa participación surgirán interesantes propuestas culturales.
Al final del acto de entrega de los Diplomas participativos, cedimos otra novela de Manolo Ozáez para la Biblioteca del Museo de La Carolina, dejando varios ejemplares en sus vitrinas para comercialización.
La reflexión que nos hacemos desde nuestras Asociaciones, es que no estamos aprovechando adecuadamente y de forma eficaz, el extraordinario Centro de Interpretación de la Batalla de Bailén, del que somos titulares, obra también del arquitecto bailenense Rafael Ozáez, y que en su interior apenas podemos contemplar colecciones permanentes como las que se merece nuestra localidad y nuestra historia.
El Secretario de la Asociación Caecilia
D. Joaquín Moltó García, de la Asociación de Miniaturistas "Comandante Benítez" de Málaga, recogiendo el diploma de manos del Sr. Alcalde.
José
Antonio Vacas, presidente del Museo de La Carolina, recibiendo
ejemplares de BAILÉN INFORMATIVO y la novela "Nunca Supieron de qué
Guerra se trataba", de manos de Antonio José Troyano y de Manuel Ozáez,
presidente y secretario, respectivamente, de la Asociación Histórico
Cultural General Reding.
Logotipo corporativo del Museo de La Carolina
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