Buenos días y Felices Navidades, aunque no lo sean para
todos. O al menos eso pensarán algunos que recibieron la papeleta de despido,
con efectos del 31 de diciembre. Motivo: la dirección de esta empresa ha
perdido la confianza en usted. Después de 28 años te parece surrealista que el
motivo sea este. Pues no será, si lo que quiere usted es justificar tal
decisión. Yo me imagino otra: acabas de cumplir 55 años, y para ciertos grupos
profesionales, por ejemplo el sector del seguro, con 55 años se es viejo,
¡reconócelo! Precisamente tú defendías hace 10 años esos postulados, cargándote
a diestro y a siniestro a agentes y a delegados porque no cumplían los
objetivos de la compañía, o bien porque, sencillamente, comenzaban a resultarte
insoportables; por estética, ética o seguidismo, que a fin de cuentas daba lo
mismo, para eso eras el jefe. Pero nunca pensaste que ese dedo inquisitivo que
señalaba hacia el exterior, hacia la puerta, marcaría tu futuro inmediato, el
que comienza el 1 de enero mientras digieres la copiosa cena de Fin de Año,
¡pues vaya año, pensarás! ¿Y ahora qué hago? Acostumbrado a mandar grupos
numerosos de productores, pues la denominación de personas la colgaste en el
diván del olvido hace más de una década; habituado a viajar surcando mares,
cielos y carreteras; aclimatado al buen mantel en los mejores hoteles y restaurantes,
midiendo por el terror de tus subordinados las diferencias de status, no
aciertas a entender el porqué de esta patada y a la calle. Y te das cuenta
tarde, si bien con apenas 55 años, de que estás solo, de que has abonado el
desprecio y el odio a tu alrededor, de que la humillación a que sometiste a tus
colaboradores ahora se venga en tu persona, arrojándote a la cara tres décadas
de nefastas experiencias personales y de deshumanizadas mentiras, y es cuando
te preguntas si realmente mereció la pena.
Dedicado a alguien que supone me estoy refiriendo a él, para que haga la obligatoria reflexión, pues sé que tras más de dos años, sigue buscando respuestas que, como decía Dylan, "están en el viento".
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