Buenos días, y felicidades a Miguel Ángel, Antonio y Rafa.
Aunque como decía Germán Copini, vocalista de los Golpes Bajos, “Malos tiempos
para la lírica”, o lo que es lo mismo: malos tiempos para la cultura. Me
comentaba un amigo de Móstoles que últimamente se les había ocurrido a los
políticos de nuestro país cuadrar los déficits presupuestarios municipales
eliminando brutalmente las partidas destinadas a cultura, educación, deportes,
festejos, y todas aquellas consideradas por ellos superfluas. En un alarde de
calenturienta imaginación pegaban un tijeretazo a lo que consideraban intranscendente,
secundario, nimio, vacío, trivial, baladí, inútil. Soportando algunos tantos
años la necedad y apostura de la cultura, la arrogancia de los deportistas y
los aforismos de los docentes e intelectuales, el momento les venía que ni
piripintado. La situación de crisis económica que sufre nuestro país y su
entorno les resulta propicia para cargarse los eventos culturales -eso sí, con
el compromiso de que solamente será una condena temporal-, los clubes y
asociaciones deportivas -manteniendo solamente los grupos afines- y los
festejos que supongan rascarse los bolsillos. Pero siempre con la mejor de las
intenciones, o sino que se lo digan a los políticos de mi pueblo. ¿Qué importan
los cientos, los miles de empleos directos e indirectos del sector del ocio y
el tiempo libre? ¿Qué les importa a ellos el retraso cultural y social en que
tales decisiones los sumirán?: lo importante, dicen, es controlar el
presupuesto, no superar el umbral de los ingresos. Pregunto yo, y nos
preguntamos cientos, ¿pero quién controla a esos cazurros que dicen NO a todo
lo que tenga que ver con la cultura, el ocio, el tiempo libre, el deporte y la
educación?
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