miércoles, 2 de enero de 2013

No deja de ser curioso...



 

     No deja de ser curioso que una Institución que hasta hace escasas décadas sospechábamos ajena a las buenas prácticas ecologistas, incluso contraria a ellas, con cierto desapego a la naturaleza - creíamos -, y violenta en sus planteamientos, ahora resulta que nos enseñan a través de un código de buena conducta, cómo recuperar los entornos medio ambientales. Y os digo esto no desde la óptica de aquel que lo ha oído de un tercero, o que le han contado, sino de quien lo comprueba por si mismo, a través de su mirada. En un cuartel próximo a Madrid, apenas a 20 kilómetros de la capital, mientras disfruto de su entorno, compruebo como el Ejército, nuestras Fuerzas Armadas, antes denostadas y ahora encumbradas hasta el olimpo de la admiración, se ha propuesto reforestar los terrenos que le sirven como acuartelamiento, y en donde conviven cientos de personas con inquietudes, problemas, vicisitudes y alegrías como tú y como yo, en estos momentos preocupados de enriquecer su entorno y mejorar, en definitiva, su calidad de vida. En un espacio digno de ser captado por el mejor fotógrafo, pero que vamos a obviar por razón de la discreción militar, se han plantado miles de encinas y de pinos autóctonos de la zona. Entre sus ramas anidan estorninos, palomas torcaces, trigueros, gorriones, abejarucos e infinidad de aves migratorias, además de algún pájaro sin alas como el Ruiz Señor. De entre las rocas milenarias aparece una liebre, cruzando junto a mis pies. A apenas doscientos metros se almacenan varios carros de combate inservibles que esperan su último viaje hasta el desguace como una nueva forma de reciclaje férrico.


No es solo eso, dice mi amigo el alférez "zetanico", sino que la existencia de este cuartel, y su mantenimiento en el tiempo ha impedido que la brutal pala excavadora hinque sus afilados dientes sobre el agreste campo, salpicándolo de viviendas unifamiliares, acerados, farolas invasoras y amplias avenidas donde se apilan miles de escandalosos vehículos, y hoy estuviéramos privados de la natural belleza y plasticidad de este paraje, conservado por el ejército y mimado por este, pues en esencia es su hogar.

Se hace imprescindible desterrar imágenes caducas y estereotipos del pasado sobre ciertas personas e Instituciones, pues os garantizo que tras los muros del desconocimiento se abre un mundo distinto, sí, pero no más diferente que cualquier otro de los que habitualmente nos encontramos a nuestro alrededor, y del que a buen seguro aprenderíamos sublimes conceptos que en aquel otro espacio en que nos movemos, han ido desapareciendo, y que costará enormes esfuerzos recuperar para el futuro.


Manolo Ozáez

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