miércoles, 28 de enero de 2015

El Rincón de Eufrasio en la U.J.A.


La bandera de Letonia, la de EE.UU, Argentina y México, lugares emblemáticos y queridos por Eufrasio Pérez Navío, colaborador de BAILÉN INFORMATIVO, desde su despacho en la Universidad de Jaén. Al fondo, él nos lo destaca, la imagen del Castillo de Jaén. En el centro del alféizar, la escultura de los PREMIOS CAECILIA que sus compañeros le entregamos en una de las Galas que él presenta desde prácticamente sus inicios.

lunes, 26 de enero de 2015

Mercado Romano en Bailén



Perea y Ozáez, con Félix, el organizador del Mercado Romano de Bailén, y amante de la historia como quien más.


miércoles, 21 de enero de 2015

Fotografías de la Recreación Histórica de la Batalla de La Coruña, 2015, remitidas por Manuel Santiago Arenas Roca

Entrega de distinciones y homenajes










Manuel Santiago Arenas RocaACTOS DEL ANIVERSARIO DE LA BATALLA DE LA CORUÑA 1809-2015


Nuestros amigos artilleros de La Coruña, la Asociación The Royal Green Jackets, con la que nos hermanamos en el año 2009, y su presidente, Manuel Santiago Arenas Roca, principal precursor de los actos de Recreación Históricos de la Batalla de Bailén, siguen tan activos como siempre. Un abrazo desde estas tierras andaluzas para nuestros amigos gallegos.

martes, 20 de enero de 2015

Artículo de Arturo Pérez Reverte en homenaje a Rafael de Cózar, nuestro amigo

Patente de corso

El hombre que amó a Sharon Stone

Algunos de ustedes lo conocieron. Era pequeñito y leal, con patillas que se le juntaban con el bigote. Y pintor. Y narrador. Y un poeta magnífico, tan generoso que dejaba de lado su propia obra para estudiar y dar a conocer la de otros. Durante muchos años, con Juan Eslava Galán y conmigo, se estuvo sentando ante una botella de algo para hablar de literatura, de amistad o de mujeres, su tema favorito. De joven era capaz de levantarle un ligue a un colega en tres minutos con su labia simpática y su simpatía arrolladora. Y de mayor coqueteaba hasta con mi hija, el canalla. Con todo cuanto se movía. No en vano había estado casado o emparejado siete veces, siempre con extranjeras soberbias, que se le enamoraban como perras, hasta que al fin una española, Natalia, y una hija preciosa e inteligente le pusieron los puntos sobre las íes. Se llamaba Rafael de Cózar Sievert, Fito para los compadres, y murió en Bormujos, Sevilla, cuando se le pegó fuego a la casa, intentando salvar su biblioteca. Borgianamente fiel a sí mismo, hasta el final.
Era catedrático de Literatura, pero no se le notaba. Nacido en Tetuán, recastado en Cádiz, cuajado en Sevilla, estaba santificado con el don de la guasa permanente, el humor rápido, el disparate surrealista. En veinticinco años de amistad jamás lo vi malhumorado, ni lo oí hablar mal de nadie. Nunca tuvo un enemigo. No conocía la maldad, ni la envidia, ni la deslealtad. Tampoco conocía la vergüenza. Una vez, estando con Juan Eslava ante un millar de personas en el Teatro Español de Madrid, cuando comenté que yo había cumplido cincuenta y cinco, bebió un sorbo de su copa, me miró con cachondeo y dijo, en voz alta y clara: «Pues en el culo te la hinco». Era una autoridad en el estudio de la experimentación barroca, las vanguardias del siglo XX y el postismo español de la postguerra, sobre lo que trabajaba con un rigor y una seriedad prusianas; pero eso parecía importarle un carajo cuando estaba, que era casi siempre, con un pitillo en la boca, una copa en la mano y unos amigos alrededor. Cuando nos hizo la faena de palmar, lo lloramos un millar de hermanos y cinco mil camareros de bar.
Su entierro fue digno de él. Surrealista como si el propio Fito hubiera escrito el guión. Estábamos todos en el tanatorio donde no cabía un alma, con gente amontonada hasta en la calle para despedirlo, y por alguna razón que ignoro le hicieron un oficio religioso, a él, que siempre se proclamó «ateo por la gracia de Dios». Lo interpreté como el último chiste que nos brindaba a los compadres. Jesús Vigorra, el cuarto mosquetero, leyó unos versos de Fito que parecían anunciar su muerte en aquel diciembre: un hermoso balance de su vida. Y el páter estuvo magnífico, recordando sus charlas con el difunto en el bar de Bormujos. De vez en cuando, en mitad del responso, el cura no podía aguantar la risa. «Perdonen -decía- pero es que me estoy acordando de cuando me dijo...». Y así todo el rato. La familia alternaba las carcajadas con las lágrimas. Fito Cózar parecía estar allí sentado entre nosotros, con su copa y su cigarrito en la mano, cachondeándose de todo. Y el momento cumbre llegó cuando el páter, en mitad de un gorigori, inclinó el rostro hacia el altar, partiéndose otra vez de risa. «Perdónenme -dijo-, pero acabo de darme cuenta de que he traicionado a Rafael... Me hizo jurar un día de copas que cuando muriera, en vez de agua bendita en el hisopo, le pondría vino».
Se fue como un señor. Tras habérselo bebido, habérselo fumado, habérselo fumigado todo, haberse reído de todo, con mujeres guapas y amigos fieles llorando por él. En un momento determinado, entre la gente, en una mujer vestida de negro y con pamela, me pareció reconocer de lejos a Sharon Stone. No puedo afirmarlo, claro. Pero no me habría sorprendido que fuera ella, porque «Charon», como Fito la llamaba con mucha familiaridad, era su mujer fetiche. En aquellas noches interminables de humo y alcohol, en las que podía pasarse horas contando chistes, solía mencionarla mucho. Y siempre nos contaba el día glorioso, inolvidable, en que la conoció: «Yo, aquí donde me veis, estuve con Sharon Stone, y esa mujer marcó mi vida. Nunca pude olvidarla. La vi en Nueva York, en una fiesta, hablando con gente, y conseguí que me la presentaran. Yo iba que me temblaban las piernas de emoción. Me acercó a ella un amigo y dijo: 'Éste es el profesor Cózar'. Ella se volvió a mirarme durante tres segundos, dijo «Nice to meet you» -encantada de saludarlo-, pasó de mí y siguió hablando con los otros. Y como os digo, esos tres segundos con Charon marcaron mi vida».o

lunes, 19 de enero de 2015

PARÍS. Fotografías de Pedro "Campanas"

Nuestro amigo Pedro "Campanas", de viaje por París, en estos días tan exaltados, nos envía una serie de fotografías propias de algunos de los monumentos y emblemas más representativos de la ciudad.

Je Suis Charlie

Detalle de la Torre Eiffel y las avenidas que la circundan

La escalinata que nos lleva hasta la Basílica del Sagrado Corazón

Como no podía ser de otra manera, le pedimos que, por favor, fotografiase en el Arco del Triunfo parisino, el lugar donde aparece la Batalla de Bailén, como victoria francesa. Obviamente no lo encontró, porque no aparece en el Arco del Triunfo, aunque todavía cientos de voces dicen que ellos lo han visto. Realmente nadie ha mostrado aún ninguna fotografía o documento válido que demuestre que aparece en el Arco del Triunfo BAILÉN  (u otra denominación parecida).





Sabemos que es un bulo que algún historiador de la época  (?) montó, no sabemos con qué motivo, y que ha llegado hasta nuestros días como una verdad verdadera ciertamente cierta, cuando ni aparece, ni apareció BAILÉN en el famoso Arco del Triunfo nuestra batalla como triunfo de los galos.



Texto:   BAILÉN INFORMATIVO

jueves, 15 de enero de 2015