viernes, 18 de febrero de 2011

CARA DE GILIPOLLAS (artículo de Manolo Ozáez para COPE JAÉN)

Buenos días tengan ustedes. ¿Han entrado últimamente en una entidad bancaria?, seguro que sí, pues nos hemos hecho el cuerpo a no vivir sin su asfixiante presencia. ¿Han salido de sus dependencias, apenas a los cinco o diez minutos, con cara de gilipollas -iba a decir con cara de póker, pero me ha salido el taco del alma- porque íbamos a quejarnos de una comisión abusiva, de un cargo indebido, de un gasto excesivo, y al rato, como si nada, nos echan de buenas formas -¡allá lo llevas!- sin devolvernos ni un duro, convencidos de que nos han estafado, con cara de imbécil -por decirlo más suave- y además, por hablar, nos han cargado una nueva comisión que se les había olvidado sustraernos. Con esa cara de circunstancias, los labios engullidos, la mirada perdida, la piel erizada, y una diarrema mental como si nos dijéramos a nosotros mismos, "nos habrán tomado estos por tontos". Pues que otra cosa puede ser que nos han tomado a treinta millones de españoles por tontos. Compruébelo. Hágase la prueba del alcohol. No te dan ni un préstamo, al contrario de otra etapa en la que te metían los créditos hasta por los ojos, aunque no los necesitaras. Pero es que, a pesar de que se supone sigues siendo cliente de ellos, no te atienden ni un miserable recibo de la compañía del agua por estar falto de saldo, aún a sabiendas de que en el breve período de dos días recibirás tus periódicos ingresos, salvo que el mundo se hunda y nos pille debajo. Por si eso fuera poco, que no lo es, resulta que presentan sus balances y cuentas de resultados, y hete aquí que han superado con creces los beneficios de años anteriores; ¿cómo se te queda el cuerpo? Te dejo una breve pausa para que lo pienses. (Pausa)
Pues así se me quedó a mi la cara, con gesto inequívoco de póker, por no decir de gilipollas.
por Manolo Ozáez

jueves, 3 de febrero de 2011

¿Te lo crees? Artículo de Manolo Ozáez para COPE JAEN del 4 de febrero de 2011


Buenos días amigos.
Quiero agradeceros de antemano vuestra fidelidad, encomiable y complicada en tiempos revueltos, pues pienso que a ella se debe la subida de sueldo que me han propuesto en la COPE, cercana a las primas que se barajan en el fútbol español y en el inglés de un tiempo a esta parte de crisis. Me imagino que estos altos emolumentos se deberán a las altas cotas de mercado auditivo y radiofónico, pues no tengo líos de faldas con directora, productora o presentadora alguna, lo cual prometo solemnemente y con vosotros de testigos. Yo lo achaco a mi verborrea dislocada, que no es lo mismo que decir diarrea desbocada, a pesar de que suene parecido. A ese don de la naturaleza que Dios me ha dado y que me permite citar en 90 segundos, no más, tanto los artículos del Código Civil como los del Código Penal en versión reducida, o recordar a algunos de mis numerosos amigos, o repasar la actualidad política, la realidad económica y los aspectos sociales, y de paso comentaros pasajes de cuestiones que pudieran resultar triviales, como nuestras vacaciones, los viajes, el deporte, los conciertos de rock, o el paseo a pie por una milenaria Córdoba. Será por ello por lo que me han subido el sueldo: ahora tendré que subir por un pringoso mástil para alcanzar tan elevados emolumentos. Por ello gracias, gracias y mil gracias, a pesar de que hay quien piense que ando desubicado, a la deriva, sin descubrir, ¡maldita sea!, que la voz rota y áspera que escucha a través de las ondas es la mía, la auténtica, sin cortapisas pero comedida, sin ataduras, libre. Será por ello que me han subido el salario hasta el quinto pino. Iluso, ¿cómo es que aún te crees, hermano, todo lo que te dicen porque lo has oído en la radio o visto en la tele?
Manuel N. Ozáez Gutiérrez