lunes, 7 de enero de 2013

A modo de comentario




Publicado en el blog de Bailén Informativo el 12.06.2010

 

No hace más de tres minutos he acabado de leer un libro con anécdota vital: "La Guerra del Fin del Mundo", de Mario Vargas Llosa, de la editorial Seix Barral, edición de 1984. He ahí la anécdota, pues desde el año 1984 o tal vez desde el 1985 tenía el libro en mi biblioteca particular, oscurecido por el paso de los años a través de sus solapas, sin que me hubiera dignado abrirlo, sobarlo, estudiarlo, auscultarlo, interesarme por él. Y no entiendo, sinceramente el porqué, pues Vargas Llosa, y en general la literatura hispanoamericana, siempre ha sido de mis favoritas -no voy a cometer el tremendo error de relacionar nombres de autores americanos, pues siempre omitiría a otros que me marcaron profundamente, caso de Pablo Neruda, de quien siempre recordaré con nostalgia que su libro "Memorias. Confieso que he vivido" fue el primero que me acercó a la literatura seria.

La historia, que no os la voy a descubrir, transcurre en la región de Bahia, en el Brasil de finales del siglo XIX. Únicamente os indicaré nombres para que naveguéis por internet en busca de información, que os aseguro os conmoverá si algún conserváis algo de alma en el cuerpo. Anotar: Antonio Consejero, Canudos, yagunzos, Calumbí, coronel Moreira César, el Barón de Cañabrava, Joáo Abade, Pedráo, Joáo Grande, Jurema, Partido Republicano Progresista, Partido Autonomista de Bahía, Galileo Gall, El Cambaio, María Quadrado, El León de Natuba, El Beatito. Suficientes datos para ir trenzando la historia.

Resulta que una historia que ocurrió hace más 110 años, y que estuvo escondida en mi biblioteca particular durante más de 26 años, hoy asume plena actualidad, incluso circula por ahí una excelente película brasileña, creo que del director Glauber Rocha, que narra los terribles acontecimientos ocurridos en Bello Monte a finales del XIX y que costaron la vida -se calcula- de más de 25.000 inocentes, tanto yagunzos como soldados. Un terrible episodio para un país, Brasil, del que como decía un amigo, no destaca nadie en la historia universal salvo futbolistas, o deportistas como Airton Senna, Fittipaldi, o algún que otro cantante como Roberto Carlos, Caetano Veloso o Gilberto Gil. En lo demás son auténticos desconocidos para el resto del mundo.

Os invito, aunque la historia obviamente no es mía, a profundizar en el episodio de Canudos y de Antonio Conselheiro, que también Euclides Da Cunha narra en su novela "Los sertones".


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