jueves, 3 de enero de 2013

"Los pecados de su padre"


 
Viste, como yo, en Canal + hoy sábado por la mañana, "Los Pecados de mi padre", documental de Sebastián Marroquín -cuyo verdadero nombre es Juan Pablo Escobar-. Te recomiendo que lo veas. Búscalo. Persigue la cinta. No dejes escapar la oportunidad de contemplar algo sorprendente. Ni más ni menos que la reconciliación del hijo del asesino Pablo Escobar, con los ojos de los asesinados. Del hijo del narcotraficante más buscado y famoso de la historia, Pablo Escobar, pidiéndoles perdón en nombre de su familia, primero a Rodrigo, hijo del que fuera ministro de justicia de Colombia, Rodrigo Lara, y posteriormente a los tres hijos de Luis Carlos Galán, candidato a la presidencia de Colombia cuando sicarios de Pablo Escobar lo abatieron en un mitin preelectoral. Los tres hijos, en la actualidad con diferentes cargos políticos, son Juan Manuel, Claudio y Carlos.

El documental, que inserta numerosas imágenes grabadas de la vida familiar de Pablo Escobar, salpicada del exagerado lujo y boato que caracteriza a los capos de la droga, con imágenes de los políticos asesinados, incluidos caducos ambientes familiares y el dolor de las familias rotas, lo narra el propio hijo de Pablo Escobar, Juan Pablo, que al trasladarse a Argentina, donde actualmente ejerce como arquitecto, se cambió un nombre y un apellido que les impedía olvidarse del mito de su padre y del ambiente sucio de la droga, por aquel otro de Sebastián Marroquín, decidiendo más tarde emprender una cruzada humanista y cargada de emotividad, que le llevaría a pedir perdón a los hijos de los dos famosos políticos que su padre mandó ejecutar. Es solo una muestra, pues son cientos los soldados, políticos o ciudadanos colombianos que el capo mandó eliminar durante su reinado criminal, lo cual reconoce su propio hijo, lo que hace al documental más real. Además de la valentía de los protagonistas, y de las imágenes que nos presenta, se insertan numerosas grabaciones telefónicas de la voz de Pablo Escobar enfrentándose al poder político, tanto en medios de comunicación como en grabaciones privadas.

Insisto en que persigáis la cinta, pues es un testimonio escalofriante, pero a la vez emocionante y humano de una realidad que vimos en los telediarios y en las noticias y que ahora nos presentan en primera persona, sentados en nuestros cómodos sofás, pero que seguro que nos hará reflexionar profundamente.


Manolo Ozáez

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