martes, 15 de enero de 2013

Artículo de Manolo Ozáez para COPE JAEN del 29 de octubre de 2010




Buenos días. Lo cierto y verdad es que hoy he disfrutado del tranvía como nunca hasta ahora. A ratos, mientras ojeaba el periódico JAÉN , me asomaba por las nítidas ventanas de mi vagón y observaba a los niños en la calle jugando a la pelota, y a los adolescentes patinando por las aceras del Paseo de la Estación. En ocasiones, las amplias arboledas se me imaginaban bosques ingleses prontos a desaparecer, y escasos vehículos circulando ordenadamente por el centro de la ciudad de Jaén a hora punta. Las aves migratorias habían vuelto a sus acostumbrados ambientes, y en la atmósfera jiennense se respiraba el aroma de los jazmines y el romero que asomaba en cada esquina. El aire era limpio y sonoro, y una brisa fresca que bajaba del cerro de Santa Catalina anunciaba que todo era perfecto (pausa). Cuando desperté de mi sueño encontré una ciudad sumida en el caos, el insufrible claxon del impaciente gritando y gritando, las calles levantadas enseñándonos sus bajos e interiores, y una nube de polvo entrando hasta las cocinas de nuestras casas. Pensé que mejor hubiera sido no despertar del sueño hasta al menos el día en que se inaugure la línea del tranvía, pues hasta entonces la armonía urbana estará en franca quiebra.


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