sábado, 22 de diciembre de 2012

Artículo de Manuel Ozáez publicado en B.I.









BAILÉN INFORMATIVO ESTRENA CORRESPONSAL EN PARÍS Y LONDRES

 


Habrá que aprovecharse de alguna forma de tu viaje-saltamontes a París y Londres. En primer lugar, espero no te pierdas el paseo nocturno -con champagne incluido- por las barcazas del Río Sena, bajo sus infinitos puentes de piedra y alguno que otro de hierro. Por supuesto, deberás subir a la tercera planta de la Torre Eiffel -yo solo subí hasta la segunda por mor de acompañar a mi familia-. La inevitable foto en el Hospital de los Inválidos junto a la tumba de Napoleón. Fotografíame los cañones que bordean la entrada y copia los planos de alguna que otra pieza de su Museo de Artillería.

No se te olvide, mi petit corresponsal, escudriñar el Arco del Triunfo, al final de los Campos Elíseos, en la plaza del general De Gaulle, para confirmar que el nombre de Bailén como batalla vencida por los franceses en las guerras napoleónicas no está inscrito en el Monumento, a pesar de lo que defienden todo aquellos que no lo han visitado nunca, pero que dicen que lo han visto. Es probable que alguno lo haya visitado pero no con la intención de investigar el bulo sobre la Batalla de Bailén, como si se tratara de una visita rápida de grupo de ¡vamos, vamos, que se va el autobús!, ¡rápido, rápido, al siguiente monumento!: contrareloj.

Lo demás, los paseos románticos por los járdines de Luxemburgo, como dos enamorados, pues no lleváis aún un año casados, el espectáculo nocturno en el Moulin Rouge, la subida a la Basílica del Sacré Coeur, junto a Montmartre, imbuida de artistas mientras tomáis una cerveza o un refresco tonificante.

Sabemos todos que ver, menos aún conocer París en tres o cuatro días es una utopía, es del todo imposible. Como mucho repasaremos de soslayo los lugares más turísticos, las fotografías más repetidas como Notre Dame en una de las islas del Sena -hermosa isla por cierto-, el puente del Alma donde Lady Di encontró la muerte y con ella el mito. La Defensa de París. Te sorprenderás al comprobar que La Bastilla no existe, es solo un recuerdo, aunque los franceses nos lo venden como si aún existiera en piedra, como si su presencia fuera una realidad. Son miles, millones de páginas de papel que nos han llegado, pero de la fortaleza, del castillo, de la prisión no queda absolutamente nada en pie.

No te preocupes, encontraréis otros lugares emblemáticos, como el Louvre, a pesar de que una marea de japoneses, máquina de fotos al hombro, te impedirán acercarte al cristal que cubre a la Gioconda, a no menos de veinte metros. Te aconsejo que te evadas y disfrutes del resto de la pinacoteca, sobre todo de la Virgen de las Rocas, también de Da Vinci, y muy probable -casi seguro- técnicamente más perfecta que la Monna Lisa, si bien no fue robada por un guarda del museo y posteriormente recuperada lo que la convirtió en un objeto de culto. París bien vale una visita y un artículo. En el año 2005 que la visité, no pude sustraerme de dedicarle un artículo que publicamos en la revista Bailén Informativo -veáse el ejemplar correspondiente- y aunque facilitaba algunos datos, curiosidades y consejos, cada ojo que contempla la capital francesa, descubre tonalidades distintas. Así que prefiero que la disfrutéis por vosotros mismos, pero no olvides enviar tu crónica.

En breves fechas me remitirás otra crónica de Londres, a la que nunca visité y a la que me comprometo a viajar en cuanto mis ocupaciones y actividades me lo permitan. Mientras, sigo esperando paciente tu respuesta al alimón, corresponsal en París y Londres.




No hay comentarios:

Publicar un comentario