RAÚL  JIMÉNEZ 
MARTÍNEZ,  nace 
prematuramente el 13 de agosto de 2007, con apenas 1 kilo y 880 gramos de peso. 
No es hasta febrero de 2008, con seis meses de edad, cuando, en una revisión 
rutinaria, se detectan síntomas de la enfermedad que más tarde confirmarían las 
pruebas realizadas: tetraparesia espástica, producida por la falta de oxígeno en 
su cerebro a los pocos días de nacer. Posteriormente, en diciembre de 2009, se 
manifiesta otra consecuencia en la sintomatología, la epilepsia, comenzando la 
familia un calvario de pruebas, revisiones, contrastes y análisis, que confirman 
los peores augurios en los diagnósticos.
A pesar de ello, 
Raúl, siempre sonriente, se despierta cada día con una sonrisa, como si el grave 
problema que padece, no fuera con él. De hecho, había dudas al respecto de si 
llegaría a hablar, y lo hace; si podría moverse, y también lo consigue. Lejos, 
pero a la vez cercanos, quedan  la 
celebración de cumpleaños, onomásticas y días festivos en los grises hospitales, 
que él convierte en coloristas estancias. La vida de Raúl, para nada ha sido 
fácil, pero siempre ha contado con el cariño, no solo de su familia, sino de 
todo el mundo: de los compañeros de clase, de los profesores. Sus padres nos 
recuerdan que en la primera ocasión que acudió a clase, en silla de ruedas, a 
pesar de tratarse de una situación anómala, los demás niños lo acogieron como 
uno más, y esperanzados en que algún día pueda jugar con ellos al fútbol y a 
otros deportes, llevando una vida lo más normal 
posible.
Raúl, el niño de 
“los tapones”, como se le llama cariñosamente en Bailén, es un apasionado de los 
ordenadores, de los móviles, y de cualquier otro artilugio que pueda manipular 
por él mismo. Le encanta la música, tanto clásica, como flamenca, o rock.  Otra pasión es el agua, nadar, a pesar de 
todas sus dificultades y limitaciones.
Es en este 
momento, cuando sus padres y familiares, emocionados, como lo hemos estado todo 
un pueblo, todo un país, agradecen al destino el que se hayan cruzado con ellos 
tanto Javier, de Canal Sur, como Milagros, de Antena 3 Televisión, pues a través 
de ellos los pusieron en contacto con la Campaña de Recogidas de Tapones que les 
ha permitido poder acceder a determinados cuadros médicos, además del necesario 
elevador para intentar hacer su vida más humana y asequible. Por supuesto, 
agradecen a todos aquellos que han participado en la campaña, y en particular a 
su pueblo, Bailén, las muestras de solidaridad y apoyo en momentos tan difíciles 
y complicados, que les han permitido volver a creer en la condición del ser 
humano y mantener la ilusión de que algún día Raúl, su hijo, ande, bese, hable, 
estudie, juegue y abrace como cualquier otro niño de su 
edad.
El Jurado de los 
PREMIOS CAECILIA, que concedió por unanimidad la distinción de BAILENENSE DEL 
AÑO 2012 a Raúl Jiménez Martínez, ha valorado, de forma especial el esfuerzo de 
unos padres, de una familia, ejemplo de otras muchas que sufren los mismos 
estragos sociales, y la ola de sincera solidaridad que recorrió como un vendaval 
las hasta entonces dormidas conciencias de la ciudadanía, más absorta en asuntos 
como la crisis económica, que le impedía observar episodios dramáticos que se 
producen a diario en nuestro entorno y a los que podemos dar respuesta puntual y 
acertada, como ocurrió en el caso de Raúl.



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