domingo, 7 de abril de 2013

Un día con Vicente del Bosque en Carboneros







La Asociación CAECILIA y BAILÉN INFORMATIVO estuvimos ayer sábado 6 de abril en Carboneros (Jaén), en los actos de inauguración del pabellón deportivo que lleva el nombre de "ÁLVARO DEL BOSQUE", en reconocimiento al hijo de Vicente del Bosque, Álvaro, que nació a este mundo con síndrome de Down.


Nos acercamos Carboneros, Carmen Gutiérrez, Rafa Serrano, su hijo Carlos, Miguel Ángel Perea, Mayca y el escribidor. Una mañana de suficiente sol y luminosidad como hacernos olvidar los innumerables días de lluvia y obscuridad que soportamos desde al menos el mes de noviembre pasado.

El dispositivo de seguridad, en el que participan al menos 20 miembros de la Guardia Civil, más cientos y cientos de personas, sobre todo niños, muchos niños, en el que predomina la vestimenta roja de la selección española, arropan la llegada a la localidad jiennense, de Vicente del Bosque, su esposa, Trini y el joven Álvaro a la inauguración del pabellón deportivo con su nombre. Ante, han asistido los invitados a la imposición de la medalla y banda de Colono de Honor, en la Casa Consistorial, al entrenador de la selección española, Vicente del Bosque, y la firma en el libro de honor del Ayuntamiento colono, de Vicente, Álvaro y Pablo Pineda, el actor con síndrome de Down, poseedor de un Goya de la Academia del Cine española, y que recientemente, junto a Vicente del Bosque recibiera en Guarromán, de manos de nuestro amigo y colaborador de BAILÉN INFORMATIVO, José María Suárez Gallego, el Premio Cuchara de Palo.


  Como no podía ser de otra forma, detrás de este evento, y su organización, además de Mario, responsable de deportes y cultura de PRODECAM, estaba el inefable e incombustible José María Suárez Gallego, cronista de la ciudad de Guarromán, y de una pedanía de Carboneros, pueblo al que está revitalizando social y culturalmente, pues, como decimos por estos lares: "donde pone José Mari el ojo, pone la cultura y la proyección de nuestras tradiciones culinarias", entre las que el aceite se lleva la palma.

La llegada de Vicente del Bosque al pabellón vino rodeada de autógrafos, fotografías, firmas, aplausos, abrazos, sonrisas y emociones, pues este hombre condensa en su persona, no es broma, y posiblemente me quede bastante corto en las alabanzas que pretendo, un dechado de virtudes y cualidades, que no se reproducen en los comunes de los mortales. No solo es el mejor entrenador en la actualidad, del mundo, reconocido oficialmente por la FIFA, mediante el voto de los periodistas y profesionales de dicho deporte, sino que es una de las personas con mayor corazón, bondad y actitud positiva, de las que yo haya conocido en mi vida  -yo y cualquiera que se le acerque-. ¿Cómo se puede aguantar estoicamente, horas y horas de empujones, rodearnos, pedirnos autógrafos, firmas, dedicatorias, y no mostrar ni una queja, ni un reproche, atender a todo el mundo?


Es increible. Que la fama no se le haya subido a la cabeza, que atienda a todo el mundo siempre con una sonrisa sin forzamientos, que conteste a todas las preguntas en ese tono tan cordial y humano, que expida a su paso esa aurea de bondad convertida en exultante felicidad. No solo es el mejor entrenador, sino que muy posiblemente también sea una de las mejores personas de este mundo y de esta época extraña que nos ha tocado vivir.



Además, añádale usted que le acompaña una mujer extraordinaria, de su misma condición y espíritu, Trini, y un hijo igual de simpático y afable, como es Álvaro, deportista como Vicente del Bosque, que se entregó con ahínco a su papel de estrella por un día, posando para las fotografías, firmando en las camisetas de la selección española, e incluso metiendo el primer gol oficial del pabellón que lleva su nombre, curiosidades del deporte, y al cóctel no le falta ningún aditivo para que le concedamos el galardón del Nobel de la Concordia, que por cierto no sé si existe este premio, pero que de no ser exisitir, debería crearse y que don Vicente fuera el primero que lo recibiera.

Cuando nos volvíamos hacia Bailén, en esa mañana luminosa y tranquila, mi amigo Rafael Serrano, que anda ajolillado por el accidente laboral que sufrió y del que le amputaron tres dedos de su mano derecha, me comentó "que el Real Madrid  -mi equipo del alma- se había equivocado con despedir hace algunos años, tras conseguirle la Copa de Europa, a Vicente del Bosque". Es cierto, y muchos madridistas pensamos igual, pues no solo aportaba prestigio a la institución blanca, sino sosiego en años convulsos, títulos y orientación, valores que en ocasiones se difuminan en favor de la bomba periodística y de las declaraciones informativas fuera de contexto, soeces y discordantes, a las que Vicente del Bosque no nos tiene acostumbrados, pues en él lo que prima son los valores del ser humano, la competitividad desde el juego limpio, y el papel de actor de reparto, pues el de protagonista lo cede siempre a otros seres vanidosos.


  Durante un breve espacio de tiempo, Miguel Ángel Perea y yo, conversamos con Vicente, le entregamos varios ejemplares atrasados de BAILÉN INFORMATIVO, y la revista actual, y un ejemplar dedicado de la novela "Nunca supieron de qué guerra se trataba", invitándoles a que algún día nos visitara a Bailén, una ciudad dormida que un día fue próspera y  animada, hoy sumida en la tristeza de la crisis y la necesidad de sus familias.



   Manolo Ozáez.

Las fotografías que acompañan a este texto son de nuestro amigo, corresponsal del Diario Jaén, Silverio Fernández.


   por   Manolo Ozáez, corresponsal de B.I.





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