viernes, 12 de abril de 2013

EFECTOS DE LA CRISIS. Artículo aparecido en el nº 114 de la revista BAILÉN INFORMATIVO



LO QUE ANTES ERA ABUNDANCIA Y DERROCHE, HOY ES ESCASEZ Y TEMOR



Por Manolo Ozáez

¡Qué pocos pensaban –o pensábamos-, allá por el año 2008, que íbamos a sufrir la peor de las situaciones económicas de los últimos 75 años, no ya en España, sino prácticamente en todo el mundo desarrollado!

Ante la esfera de la abundancia y el derroche en que nos movíamos, era imposible imaginar que llegado el año 2013 pudiéramos estar viviendo esta terrible realidad a la que nadie es ajeno, por unos u otros motivos.

Es cierto que no el 100 % de las familias o de los ciudadanos sufren similar trance, incluso que en nuestro entorno existen empresas, pocas, que se mantienen, con niveles de facturación y de beneficios parecidos a los que obtenían con anterioridad a la crisis, al no depender fundamentalmente del sector de la construcción, o tener sus negocios derivados hacia la exportación, o, sencillamente por el hecho de la exclusividad de sus servicios a terceros o de sus productos manufacturados, sin competencia en el sector, pero a buen seguro familiares, amigos o allegados padecen este trance, por lo que la crisis también está presente en sus vidas.

Funcionarios y personal laboral de las distintas Administraciones, que a pesar de mantener sus puestos de trabajo, han visto congelados sus salarios, e incluso coyunturalmente disminuidos con la eliminación de la paga extraordinaria de navidad, no padecen con igual virulencia el brote de la depresión, pues, en lenguaje coloquial, solamente han descendido uno o dos peldaños en la escalera de su bienestar económico. Personal fijo de las empresas privadas, que aún conservan su empleo, a pesar de aceptar condiciones de estancamiento salarial y, en algunos casos, reducciones drásticos de sus sueldos y emolumentos, eliminaciones de pluses en los convenios, y precariedad en las condiciones sociolaborales que imaginaban intocables.
En referencia  a los empresarios, el crisol es más amplio, pues están los que, a pesar de haber reducido sus beneficios ostensiblemente, disfrutan de un status económico que no hace peligrar sus privilegiadas situaciones, como son las grandes fortunas; los hay de otro estrato inferior, que no han visto en exceso mermada su competitividad, por razón de los servicios que realizan, o de los productos que ofrecen, o bien porque su situación patrimonial, sumada a las medidas adoptadas en determinados momentos de esta crisis (adecuación de los gastos a los ingresos, reducción de plantillas, cierres temporales, etc…) les ha permitido mantener un nivel socioeconómico aceptable, sin grandes sobresaltos, y con el paraguas de cierta solvencia económica al no estar endeudada su masa patrimonial, por una gestión equilibrada y acertada en tiempos de bonanza económica, que no fue lo usual por regla general.

Si bien, existe otro sector de empresarios, que sin el ánimo de equivocarme, diré que son la inmensa mayoría del grupo, pequeños y medianos, sobre todos los del sector relacionado con la construcción y la promoción de edificaciones y servicios afines, que, con perdón de la expresión, “lo están pasando putas”. En ocasiones porque partían con un nivel de endeudamiento excesivo, no acorde con sus masas patrimoniales y con la realidad de sus negocios  -algunos que en aquellos momentos los llamaban valientes e intrépidos, ahora los llaman inconscientes, ilusos e iletrados-. Estamos generalizando, a nivel nacional, sin entrar en pormenores de zonas geográficas, actividades concretas o situaciones particulares, pues, evidentemente, cada caso es distinto al anterior y requeriría un estudio pormenorizado y diferenciador. De estos últimos,  el escalón más bajo en esta amalgama empresarial, y a su vez el más afectado, es el autónomo, la empresa familiar e individual, que es la que más empleo procuraba en este país, y en la que se ha cebado la crisis de forma más trágica y brutal.


UNO DE TANTOS ANÁLISIS Y  COMENTARIOS  GENERALES  SOBRE LA CRISIS


Precisamente en España un alto porcentaje de su economía y del empleo que esta genera, está cimentado sobre la base de la pequeña y mediana empresa, pues el tejido industrial es relativamente escaso, en comparación con otros países de nuestro entorno, lo que le imprime un carácter particular no solo a la …. , sino inclusive a nuestro modo de vida. Es cierto que desde décadas, nos hemos caracterizado  -así nos ven el resto de los países del mundo- por ser un país de servicios, los cuales han girado, y aún hoy lo siguen haciendo, en torno al turismo, el abundante sol, las fabulosas playas, la variada cultura, la historia plasmada en impresionantes edificios seglares y laicos, al que añadimos en las últimas décadas el boom del deporte que inevitablemente atrae otro tipo de turismo y visitantes. Junto a estas actividades, complementándolas, se desarrolló un fuerte dinamismo de la construcción y la edificación del sector privado, procurando alojamiento en establecimientos hoteleros, pero también en residencias privadas a las que accedían los ciudadanos de otros estados por las bondades de nuestro reducidos precios y los servicios añadidos al paquete de la estancia, como era la sanidad gratuita, la escolarización universal y la diversión garantizada, para todos los gustos, edades y paladares.

Ello, que por supuesto en sí no es negativo, almacenaba el germen futuro de una posible explosión de la burbuja inmobiliaria, que se había ido inflando e inflando paulatinamente, año tras año, legislatura tras legislatura, sin que las empresas sujetas a sus resultados, en la mayoría de los casos, tomaran precauciones, pero tampoco los responsables políticos de ningún signo que gobernaron los últimos 25 años, incluidas Comunidades Autónomas o Cabildos, tampoco Ayuntamientos, tal vez de los más responsables en este tinglado, legislaran o, al menos, establecieran normas de buenos usos y pautas de conductas responsables, dejándose llevar por el sonido tintineante y embriagador de la venta fácil y el dinero rápido. Lícito por otra parte, pues el mercado era y es libre, de ahí que ahora no aparezcan responsables de esta dramática situación. Es fácil escuchar en los mentideros públicos que los empresarios hicieron lo que debían: vender y obtener sus correspondientes beneficios. Por supuesto. Los políticos: permitir o al menos facilitar ese desarrollo urbanístico para no ahogar a las empresas en su expansión. Por supuesto. Los bancos: entrar en el negocio inmobiliario “a saco”, como suelen: prestando dinero, cobrando intereses, y, al final, convirtiéndose ellos mismos en promotores, pues todo el personal comprendía que ahí había negocio. Otro asunto es los conocidos sobres que ahora aparecen en los medios de información públicos a diario, o los casos de corrupción y prevaricación que están siendo “investigados”  -eso quieren hacernos creer-. La creación de empresas fantasmas hechas para únicamente el cobro de comisiones “por la gestión”. 

Apartado aparte, con redundancia incluida, ha sido la gestión de las entidades financieras en este galimatías, donde SÍ que ha habido malos usos y conductas cuasi delictivas, sobre todo con el percibo de indemnizaciones abusivas y desaforadas, por parte de consejeros de dichas entidades, que luego han resultado en quiebra, intervenidas o rescatadas, y que se han ido de rositas a otros quehaceres, dejando una estela de familias arruinadas, estafadas o hipotecadas hasta las cejas.

Ahora resulta que no aparece ningún responsable, aunque todos sabemos que haberlos haylos.


¿NOS PREGUNTAMOS SI SE TOMARAN, O NO SE TOMARÁN ALGUNAS MEDIDAS DE INMEDIATO? 


Se habla en exceso de que se van a tomar medidas para proteger a las familias de la voracidad de los bancos y cajas de ahorros ante los continuos desahucios de viviendas, por supuesto con limitaciones según número de hijos, acreditación de estar desempleado, alquileres sociales y otras zarandajas que harán que se eternicen los acuerdos entre partidos y la publicación de dichas normas. Se habla en exceso de una ley consensuada en el parlamento para evitar la corrupción de la clase política y la financiación ilegal de los partidos políticos: ya vamos tarde. Se comenta que se van a estudiar aquellos casos en los que la venta de las opciones preferentes pudieran haber sido fraudulentas, o al menos no bien explicadas, pero no llega. Se dice que en breves fechas se pondrán a disposición del mercado una gran cantidad de inmuebles, fruto de la rapiña usurera de las entidades de financiación, a la que muchos llaman entidades sin conciencia social, pero no lo vemos. Y mientras, casi seis millones de desempleados desesperados, cientos de miles de pequeños empresarios embargados y, el resto de trabajadores y ciudadanos, sobreviviendo como pueden, como podemos, esperando que lleguen las ansiadas promesas que nunca llegan y una reactivación económica efímera e inexistente, basada en promesas futuras y no en hechos presentes. Peor aún: enzarzados los políticos en una suerte de vodevil cutre y pachanguero en el que solo asoma la hediondez de la corrupción de algunos partidos políticos que proclamaban a los cuatro vientos su compromiso con la transparencia y la legalidad, y han resultado, como diría mi amigo Polo en “Diálogos en el Paseo”, la Cueva de Alí Babá y los 40 Ladrones.

Hoy por hoy prácticamente nadie cree las palabras de algunos ministros, salpicados por el escándalo, pero que se resisten a dimitir, sostenidos por los habituales acólitos y los incondicionales fanáticos, los cuales, vean lo que vean, oigan lo que oigan, o palpen lo que palpen, van a seguir confiándoles su futuro, aunque los demás desconfiemos… con razón.

Bailén no es una isla. Evidentemente no lo es. Pero es que además, dependientes como somos, en exceso, del sector de la construcción, por ser la fabricación de materiales cerámicos para las edificaciones, la actividad principal de nuestras empresas, la crisis se vive en nuestras casas y en nuestra existencia de una forma más cruel a la vez que cercana. La crisis se ha convertido prácticamente en el único tema de conversación de Bailén. Asistimos diariamente al cierre, uno tras otro, de los establecimientos dedicados a la industria manufacturera del ladrillo y de las tejas, y aquellos que aún no han cerrado las puertas, se mantienen con el mínimo personal de oficina y gestión administrativa, acumulando en sus amplias y asfaltadas instalaciones millones y millones de piezas y materiales, a la espera del cotizado comprador. Las industrias afines, como el transporte, languidece en el apeadero de las cooperativas, reciclándose hacia otras actividades más lucrativas. Talleres de maquinaria industrial apenas ocupan 1/10 parte de sus energías. En la caída de la producción y de las ventas arrastran consigo al sector del comercio, a la hostelería y la restauración, a las empresas de servicios de profesionales como asesorías, mediadores de seguros, jurídicas, y, sobre todo, arquitectos e ingenieros, que han pasado de ser una clase privilegiada a orientar su formación hacia otras empresas totalmente distintas para sobrevivir.


LA BÚSQUEDA  INCANSABLE  DE CULPABLES


Todavía seguimos buscando al culpable de este desaguisado, aunque un gran número culpan a los políticos por el derroche, la corrupción o, simplemente por no hacer nada por frenar la caída. Otros, los más, responsabilizan a las entidades bancarias al tolerar ciertos usos, como excesivo endeudamiento, préstamos desproporcionados. Los hay que señalan a los promotores inmobiliarios y empresas constructoras, por inflar e inflar e inflar los precios de sus productos hasta que estos reventaron. También un sector dirige sus miradas a las multinacionales y a la creciente globalización de la economía, y quien hace responsable a los mismos usuarios por caer en la trampa del préstamo fácil, la vida por encima de sus posibilidades, la falta de previsión y el consumismo. Luego estamos otros, yo también, que pensamos que la responsabilidad es de todos: de los políticos anteriores por no actuar a tiempo ante los síntomas de la enfermedad, de los políticos actuales por no legislar acorde a nuestras necesidades y particularidades, actuando servilmente ante las directrices alemanas, por supuesto a las entidades financieras, que nos engañaron vilmente tasando nuestras propiedades muy por encima de su valor real, para ahogarnos en sus préstamos, a los promotores inmobiliarios, que no supieron o no quisieron dosificar sus inversiones, alterando el precio de las cosas  (del suelo, de la construcción, de los inmuebles); los consumidores, que actuamos como ilusos corderitos, dejándonos caer en las redes del consumismo voraz y acelerado, sin prever las terribles consecuencias actuales. Y, cómo no, la globalización, que es cierto que trae elementos notables, pero también otros perversos, actuando como correa de transmisión de todos ellos, acelerando y amplificando los efectos y las consecuencias.

He de reconocer que me hacía bastante gracia, años atrás, las informaciones que se hacían a través de ciertos medios locales, emplazándose los políticos locales a una y otra mesa por el empleo. No digo que no estuviera bien que se hablara de ello, obviamente, pero la realidad es que todas aquellas mesas no sirvieron para nada, pues solo se trataba de eso, de mesas, con cuatro patas y un tablero en la parte superior, donde se reunían algunas personas profetas de su tiempo, para pasar lista y justificar el hecho incuestionable de que no se estaba haciendo nada POR EL EMPLEO. De paso fotografiaban la excusa para, pasado el tiempo, mencionar que se hizo lo que su pudo, es decir, NADA. ¿Qué medidas se aplicaron, fruto de aquellas mesas por el empleo? ¿qué resultados se obtuvieron?

Los empresarios sabemos que las soluciones son complicadas, que el final no está cercano. Sabemos que la Administración central, el Gobierno, tiene que empezar a legislar YA, tomando medidas que reactiven el empleo, cesando en su enfermiza fijación de recortar, recortar y austeridad, que nos conduce inexorablemente al precipicio económico. Es complicado que se firmen leyes que impidan a los bancos desahuciar viviendas, residencias, naves, negocios, porque sería ir en contra de sus amiguetes, aunque todos sabemos que es necesario para que vuelva la confianza a la ciudadanía y a los mercados, y porque es más grave el daño de echar a una familia a la calle que el que la vivienda quede vacía a disposición del especulador.


MEDIDAS ANTICRISIS. A MODO DE EJEMPLO


Por activa y por pasiva sabemos que la solución no es subir los tipos impositivos como el IVA o el IRPF, pues frena el consumo y se destruye más tejido industrial. Las medidas han de ir en sentido diametralmente opuesto. A modo de ejemplo: una reducción de al menos dos puntos del IVA, de al menos 5 puntos el Impuesto de Sociedades, que permitan que las empresas puedan mantener el empleo, realizar inversiones, afrontar mejor sus compromisos de deuda. Establecer un nuevo modelo para el acceso al autoempleo, conocido como los Autónomos, que permita que el empresario elija la cuota a pagar en el correspondiente régimen de la Seguridad Social. Lógicamente, sus prestaciones actuales y de futuro, serán acordes al pago que realice, tales como jubilación, invalidez, desempleo, accidentes de trabajo, etc.

Parejo al nuevo régimen de los autónomos nuevos, y digo nuevos, y no para los que ya estuvieran en el RETA  (régimen especial de trabajadores autónomos), una tributación a la Agencia Estatal de la Administración Tributaria, por el sistema conocido como módulos, de forma simplificada y ágil, que permita conocer la cuota que se va a pagar trimestralmente por el ejercicio de la actividad.  Nuevas fórmulas para la contratación de los trabajadores, ¿sabemos que España es uno de los países donde más se paga a la Seguridad Social por las cuotas de los trabajadores? Abaratar el coste, aunque sea a costa de la reducción de las prestaciones futuras, pues lo que prima ahora es el presente, el hoy, no tanto el mañana. Ya nos adaptaremos a las nuevas coyunturas económicas cuando estas lleguen. Cesión de suelo municipal para la instalación de nuevas empresas, con carencia, es decir, coste cero, durante cuatro o cinco años. A partir de dicho período, establecer pagos aplazados y fraccionados acordes al valor del bien, pero siempre asequibles para los emprendedores.

Tengo que decir que la excepcionalidad de la situación, obliga a tomar medidas excepcionales. Dichas medidas subsistirán entretanto persista el estado actual de la economía, debiendo ser revisadas, en beneficios de los trabajadores, en el momento en que la mejor coyuntura económica lo permita, con flexibilidad pero con garantías. Reparto del empleo que se cree entre el mayor número de solicitantes, aplicando razones de extrema necesidad, cualificación, experiencia, y otros parámetros objetivos. Inclusive el reparto de los trabajos, a tiempo parcial entre varios trabajadores, aunque el puesto sea a jornada completa, al objeto de facilitar el acceso de dos familias en lugar de una sola a los recursos económicos existentes. Es la clásica fórmula de optimización de los recursos mediante el reparto equitativo, que en lenguaje cristiano sería “que unos no tengan tanto mientras otros no tengan nada”, y trasladado a la esfera del trabajo.

Tengo ciento de medidas más en mi cartera, como aquellas otras por las cuales se obligue a devolver hasta el último euro a aquellos que han malversado o cogido dinero de la caja tonta. Devolución de los pluses, indemnizaciones y complementos de consejeros de entidades públicas y privadas intervenidas o en concurso de acreedores, inclusive con sus propios bienes y los de su entorno para evitar las evasivas.

Graves sanciones económicas para los morosos con bienes conocidos y que se amparan en discutibles leyes y métodos para no pagar sus compromisos, con aplicación de una justicia rápida, asequible  -sin tasas- y justa. En aquellos casos en que fuera imposible perseguirle bienes, que quedaran a disposición de los acreedores para realizar trabajos hasta el pago total de la deuda.

Tope salarial para los cargos públicos en función del número de habitantes de sus poblaciones, para alcalde y concejales. Eliminación de la duplicidad de sueldos para diputados, senadores y otros funcionarios públicos. Límite de dos legislaturas para ocupar cargo público, sin posibilidad de renovación. Listas abiertas para las elecciones municipales, autonómicas y nacionales, que permita que cada ciudadano elija libremente a sus representantes, y no a aquellos que “el partido” impone a sus simpatizantes.

… Pero podríamos hablar de miles y miles de medidas imaginativas. Unas son conocidas de los responsables políticas, pero por mor del amiguismo no se aplican, y otras podrían ser motivo de estudio y profundización.


LOS CASOS DE CORRUPCIÓN


No ayuda demasiado a solventar la crisis, el que últimamente asistamos atónitos al esperpento de la corrupción política enquistada en los partidos mayoritarios, fundamentalmente en el partido que sustenta al gobierno de Rajoy, máxime cuando altos cargos, ministros y el propio presidente son cuestionados por su posible vinculación con la trama y sus personajes principales. Por supuesto tampoco ayuda, en el plano doméstico, las informaciones sobre el percibo, en Andalucía, de prestaciones e indemnizaciones, camufladas como EREs, que ha salpicado al gobierno autonómico, y que está siendo investigado por la justicia. Casos como el de Bárcenas, ex tesorero del PP, o la trama Gurtel, con ramificaciones en Valencia, Madrid y otras regiones de España, la supuesta intervención de Pujol Oriol, de CIU, en la adjudicación de concesiones públicas en Cataluña, no solo desvían la atención del foco principal del problema, que es la crisis económica y la necesidad real de las familias para sobrevivir, mantener sus viviendas y algo de dignidad, sino que acrecientan el estado de nerviosismo y alarma en la sociedad. Hay incluso, sobre todo gente mayor, que vivió otra época, que vislumbran escenarios complejos, próximos al motín y a  la sublevación, que nadie, menos aún ellos mismos, desean.

En ocasiones, para ahondar más en la herida abierta, nos desayunamos con titulares en los que la parcial justicia condena a una mujer por procurarle alimentos y pañales a sus hijos, cuando cientos de chorizos y malversadores, incluidos morosos profesionales, andan por la calle a cara descubierta, o esquiando en Austria o en Baqueira Beret. U otros casos, como los kamikazes condenados por asesinato e indultados políticos del poder bajo criterios nunca entendidos ni entendibles. Y es que la clase política está que la borda últimamente, aunque insisto, defendida fieramente por sus alineados acólitos y  alienados adeptos.


¿QUÉ SE HA HECHO? ¿QUÉ MEDIDAS SE HAN TOMADO?


El 20 de diciembre de 2011, Mariano Rajoy accede a la presidencia del Gobierno. Algunos meses después aprueba La Ley 3/2012, de 6 de julio, de medidas urgentes para la reforma del mercado laboral,  una ley polémica, no solo por su contenido, sino, sobre todo, por el momento en que se produjo. A juicio de una gran mayoría de economistas y laboralistas, era necesario reformar y flexibilizar el mercado de trabajo, actualizar el modelo de contratación laboral, acabar con la rigidez de la estructura del empleo en España, aproximándolo a otros modelos europeos. La mayoría de los expertos coincidían en ello, lo que no estaban tan de acuerdo es el momento elegido. Mientras que países como Alemania aplicaron su reforma laboral a principios de la década del 2000, en plena expansión económica, España ha esperado a estar sumida en plena recesión. Esto ha supuesto que se utilicen algunas normas de la reforma laboral para producir despidos masivos a un coste bastante menor que en etapas anteriores, y que numerosas empresas, se acojan a procedimientos de expedientes de regulación de empleo en los que no es necesaria la resolución favorable de la autoridad laboral, simplificándose el trámite. En definitiva, la reforma laboral no ha supuesto mayor contratación, ni un freno en la destrucción del empleo, sino todo lo contrario.

Es cierto, y todos los expertos coinciden en ello, que era necesaria una reforma laboral, aunque tal vez se podrían haber establecido diversas fases en su aplicación, para que sus efectos perniciosos no lo fueran tanto, inclusive se debería haber previsto que aquellas empresas que presenten beneficios, sobre todo las multinacionales o las entidades financieras, asumieran el 100 % de los costes sociales de las prestaciones, con cargo a dichos beneficios, evitando con ello despidos masivos y arruinar al Estado.  El 24 de enero, la EPA  (Encuesta de Población Activa), comunicó que España cerró el año 2012 con 5.965.400 personas desempleadas, marcando el récord histórico de una tasa de paro del 26 %, aumentada durante los meses de enero y febrero de 2013, en los que ya se ha superado ampliamente el 6.000.000 de desempleados: una tragedia social y humana. Es obligado mencionar que el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, terminó su legislatura a mediados de diciembre de 2011 con una tasa de desempleo en torno al 21 % y con aproximadamente 5.000.000 de parados.

A finales del año 2012 asistimos boquiabiertos a la subida del I.V.A. general de un 18 % al 21 %, lo que, a juicio no ya de los expertos, sino de los propios empresarios, supone un freno al consumo y a la inversión, que lastrará más aún si cabe la recuperación del empleo.

Tal vez una de las medidas más polémicas haya sido la llamada Amnistía Fiscal, con la que se pretendía aflorar dinero negro mediante el pago de un impuesto supereducido a cambio de la amnistía y exoneración del pago del correspondiente impuesto y la supresión de la figura del delito fiscal para los que se acogieran. Muchos son los errores de la aplicación de dicha medida: en primer lugar, no se alcanzaron las cuantías de afloramiento monetario previstas por el gobierno. En segundo lugar, no se ha investigado la procedencia de dicho dinero, y si se debe a actos delictivos. Y, por último, y no menos grave, al parecer determinados cargos vinculados al gobierno y al Partido Popular, se podrían haber beneficiado de los extraordinarios beneficios de dicha Ley, lo que hace sospechoso el verdadero interés del gobierno, a juicio de los analistas.

Se habló en campaña electoral de la reforma de la Justicia, quedando esta en aguas de borrajas, pues solo se han establecido tasas judiciales, contra las que está todo el mundo, tanto los profesionales conservadores, como progresistas e independientes y que merma el acceso a la justicia a las clases menos pudientes. 

Se habló de la reforma de la Sanidad, que no es otra cosa que la privatización de esta, dejando en manos de empresas particulares la gestión, algo de lo que están en contra prácticamente la mayoría de los profesionales de la sanidad, desde médicos hasta personal de mantenimiento, pues se augura un empeoramiento del servicio sanitario al ciudadano. Precisamente nuestra sanidad era el santo y seña de la calidad de vida en este país, admirada y copiada en el extranjero.

También se habló de la reforma de la Educación, reforma que ha quedado en exclusivamente reforma económica, pues las medidas tomadas por el gobierno no inciden en la calidad de la enseñanza, sino en la redistribución de los ratios de alumnos por aula y profesor, la reducción del presupuesto en investigación en las Universidades, y el recorte en el apartado de funcionarios a su servicio. Obviamente, los profesionales del sector no creen en esta reforma, manifestándose en todas las provincias de España desde principios de la legislatura.


EL FUTURO AÚN NO ESTÁ ESCRITO


Aunque el futuro aún no está escrito, es cierto que lo estamos redefiniendo en los últimos tiempos. Son casi cinco años de crisis, aunque tras el concepto se esconden miles  -o millones- de tragedias personales, de penurias, de situaciones límite que en ocasiones han llevado al suicidio, a la desocialización,  a la miseria extrema, al desahucio, al llanto, al insomnio, a la vergüenza, a la escasez. Nos bombardean con cifras  -de desempleados, de afiliados, de prima de riesgo, de intereses hipotecarios, de cierres de empresas- olvidando la esencia del problema, el efecto que se produce sobre las personas, sobre las familias, la sensación de abandono por parte de las autoridades, de que no importan para las personas que ostentan el poder. La constancia de que se pierde un tiempo precioso en debates sin sentido, utilizando el hemiciclo y la representatividad,  cuando se debería estar legislando, tomando medidas –a ser posible acertadas-, curando heridas, atendiendo a los heridos de esta guerra económica y psicológica que estalló hace años, y que produce distinto número de víctimas que las guerras tradicionales pero similares efectos que aquellas. 

El futuro es incierto, aunque hay quien augura un cambio traumático y profundo en el modelo de relaciones entre la clase política y la ciudadanía, entre la banca y sus clientes, entre empresarios y trabajadores. Cada día son más los que alzan su voz contra el caduco y arcaico sistema de producción actual, que nos inculca valores próximos a la deshumanización y al caos al dejarnos a merced de los vaivenes del mercado global. Nunca fue más cierta la paradoja del aleteo de una mariposa que producía un terremoto en la otra punta del mundo. Nunca nos sentimos menos amparados por quienes nos gobiernan en el mundo, en el país, en nuestra comunidad, en nuestra provincia y en nuestras poblaciones. Cada vez creemos menos en sus palabras y en sus pronósticos, a pesar de que todavía una legión de fieles les sostiene en sus tronos y en sus mentiras, pues cada día más somos los afectados y más los desencantados.


   Manolo Ozáez para el nº 114 de la revista BAILÉN INFORMATIVO

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