lunes, 14 de noviembre de 2011

PREGÓN leído en Jornada sobre los Colonos. Texto de Manuel Nicolás Ozáez, Secretario de la Asociación Caecilia: El Nacimiento de Guarromán.Introducció

PREGÓN INTRODUCCIÓN HISTÓRICA: NACIMIENTO DE GUARROMÁN.


Es probable que poblaciones como Guarromán, La Carolina, La Carlota, Santa Elena, La Luisiana, Arquillos, Carboneros o Aldeaquemada, no existieran hoy, al menos como las conocemos, si tres personajes fundamentales en la historia, no hubieran coincidido en el tiempo, en el espacio y en su modo de entender la vida. Nos referimos al rey Carlos III, el mayor de los tres, nacido en 1716. Otro es Pablo Antonio José de Olavide y Jáuregui, nacido en el año 1725, y el tercer vértice de este trío, Johann Kaspar von Thürriegel, nacido en Baviera en 1722. Coetáneos los tres, con apenas 9 de años de diferencia entre el mayor y el más joven, coexisten porque la historia los predestinó a la consecuencia de logros que los superaron a ellos mismos.


De Carlos III de Borbón podríamos hablaros durante días enteros, pues de todos los reyes que ha tenido esta nación es, casi con toda seguridad, el más ilustrado de ellos, y al que los historiadores y los hombres de letras, coinciden en recordar como el soberano más querido por su pueblo, y al que más méritos se le reconoce por su contribución al desarrollo y modernización de este país, al contrario de sus sucesores, Carlos IV y Fernando VII, que sin lugar a dudas fueron los reyes más nefastos para España, tiranos y déspotas, aunque de ellos nos encargaremos en otro momento. Al rey Carlos III se le conoce con el sobrenombre de “El Político”, pues se involucró en la vida política de esta nación, a pesar de que llegó a ella siendo rey de Nápoles y de Sicilia, y gobernó con férrea determinación hasta el 1759. También se le conoce con el título cariñoso de “El Mejor Alcalde de Madrid”, pues fue precisamente en esa ciudad donde dejó impresa su huella, con numerosos edificios, planeamientos urbanísticos y obras, que desde la Corte, allí instalada, se estimularon. En el plano internacional, demasiado convulso en aquella época, por las continuas alianzas y enfrentamientos entre potencias de ultramar, destacaremos que en la Guerra de la Independencia de las Colonias americanas, España intervino apoyando a Francia contra Gran Bretaña, nuestra más fiel enemiga.


En el panorama político nacional se rodeó de colaboradores ilustrados, como el Marqués de Esquilache, el Conde de Aranda, Campomanes, Wall, Floridablanca o Grimaldi. A él debemos la instauración de la Lotería Nacional, como fórmula para recaudar nuevos impuestos, o la creación del Banco de San Carlos, germen del posterior Banco de España, u obras emblemáticas como el Canal Imperial de Aragón, la expulsión de Orden de los Jesuitas de España, reformó, dotando de nuevos planes de estudios, a las Universidades, impulsó la reforma de la agricultura, facilitando el nacimiento de las Sociedades Económicas de Amigos del País, reorganizó el ejército, dotándolo de unas Ordenanzas en el año 1768, que perduraron hasta el siglo XX. Impulsó el comercio con las colonias y liberalizó este con América. Fueron numerosos los hospitales públicos que promovió, o la instauración de sistemas de recogida de basura, hasta entonces inexistentes, servicios de alumbrado, red de alcantarillado y acerado, planes de ensanche en grandes avenidas para Madrid, o la construcción de monumentos emblemáticos para la capital, como fueron la Cibeles, Neptuno, la fuente de la Alcachofa, el Jardín Botánico, el Museo del Prado, o la Puerta de Alcalá, entre otros edificios fundamentales para entender la historia de Madrid y por ende la de España.


Carlos III entronca con Guarromán cuando en 1787, Campomanes elabora un proyecto para repoblar las zonas deshabitadas de las tierras reales de Sierra Morena y del valle medio del Guadalquivir, que es supervisado por Pablo de Olavide, intendente real de Andalucía, para el cual se traerán inmigrantes centroeuropeos, es especial alemanes y flamencos, de religión católica, y con ello favorecer la agricultura y la industria en las zonas despobladas que, además eran amenazadas por el bandolerismo habitual en la época. Dicho proyecto fue totalmente financiado por el Estado.


Es en este momento cuando acudimos al segundo vértice de esta historia, un personaje un tanto peculiar para la época, Pablo de Olavide. Nace en Lima (Perú) y fallece muy cerca nuestra, en Baeza, en febrero de 1803. En su vida fue escritor, jurista y político, aunque por lo que más se le conoce es por su contribución, como intendente general de Andalucía, a la creación de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena. Hay un hecho importante en su vida: en octubre de 1746 se produce un terremoto en Lima, que destruyó prácticamente la ciudad, pereciendo en este la mayor parte de su familia. Es nombrado administrador de los bienes de numerosos fallecidos en el terremoto, invirtiendo indebidamente estos en la construcción de un Teatro en Lima, hecho por el que fue acusado y teniendo que huir de Perú a Lima para evitar la cárcel. Ya en la metrópoli, el criollo llegado de Lima ingresa en la Orden Militar de Santiago, pero es encarcelado por orden del fiscal por los hechos acaecidos en las colonias españolas de Sudamérica. Puesto en libertad, se casa con una rica viuda, bastante más mayor que él, lo que le permite llegar una vida holgada y viajar por toda Europa, entablando amistad con personajes ilustrados como Voltaire, Diderot, Condorcet, Marmontel y el grupo de pensadores franceses, abrazando sus ideas filosóficas, las cuales intentó trasladar al pensamiento español, con mayor o menor éxito según el caso. Organiza tertulias literarias en España, comenzando a escribir adaptaciones de obras teatrales y a publicar ensayos y novelas, siendo autor de más de 20 novelas cortas, si bien le fue requisado un cargamento de libros provenientes de Francia, prohibidos en España, en 1768.


En 1766, junto al Conde de Aranda, inspecciona el lugar donde se instalará el Hospicio general de Madrid, haciéndose cargo de su dirección al mes siguiente, y consiguiendo un rotundo éxito en su gestión al recoger a más de mil personas en el Hospicio, alimentándolas, vistiéndolas y encontrándole trabajo. Estas referencias, y su reconocida valía intelectual hizo que el propio rey Carlos III se fijara en él para encomendarle la arriesgada tarea de colonizar las zonas desérticas de Sierra Morena en el camino de Andalucía a Madrid, infestado de bandoleros que hostigaban a los viajeros, los que dificultaba no solo el tránsito de personas, sino también el de mercancías, impidiendo el desarrollo de tales regiones.


En este punto, aparece el tercer personaje de nuestra historia, Johann Kaspar von Thürriegel, un aventurero y vividor de origen bávaro, que decía estar casado con una condesa, hija de Carlos VII Alberto, y que acudió a Madrid para ofrecer al monarca Carlos III sus servicios e introducir, inicialmente en las colonias americanas, la cifra de seis mil colonos alemanes y flamencos, de religión católica; idea que al poco se modificó, decidiendo su traslado definitivo hacia las Nuevas Poblaciones de Andalucía y Sierra Morena, en julio de 1769, en número de 7.000 para hacer florecer 44 villas y 11 pueblos de inmigrantes franceses y alemanes, en un espacio de 1.500 kilómetros cuadrados, bajo la Intendencia general de Pablo de Olavide, con sede en La Carolina, equiparándose en privilegios y obligaciones a cualesquiera otros de los cuatro reinos-intendencias de Jaén, Granada, Córdoba y Sevilla, por lo que en la práctica se trataba de la 5ª intendencia del sur de España.


Una idea, como era repoblar amplias zonas desérticas y vacías del norte de Andalucía, en el camino real hacia Madrid; su delimitado espacio geográfico, vital para el desarrollo del país, y tres personajes esenciales en la historia española, un rey ilustrado, un escritor y político afrancesado, y un aventurero y comerciante, hicieron posible que hoy estemos reunidos en esta villa de nombre Guarromán, próxima al paso montañoso de Despeñaperros y al valle del Guadalquivir, hermana con Bailén y en la encrucijada de tres grandes batallas libradas en sus proximidades, como son las de las BAECULA, en el actual Bailén, en el año 208 antes de Cristo, durante la 2ª Guerra Púnica, la de las NAVAS DE TOLOSA, en 1212, entre los ejércitos cristianos, bajo las órdenes del rey Alfonso VIII de Castilla, y las huestes almohades al mando del califa Miramamolín, y la BATALLA DE BAILÉN, en 1808 contra el ejército del emperador Napoleón.


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