¡Que no reviente el Lagarto de la Magdalena! (manifiesto en contra de la desaparición del Lagarto Rock)
Atónito me he quedado cuando en "EL PAÍS", y en 
facebook, leo que en el Patronato de Cultura del Ayuntamiento de Jaén, 
han decidido, amparándose en la consabida apostilla de la crisis 
económica y la situación de las arcas del Ayuntamiento de Jaén, eliminar
 de un plumazo el veterano Festival "El Lagarto Rock". Y ya no he podido
 callarme más. Recuerdo que aquel año 1987 en el que se inauguró el 
Festival, yo estaba por allí, junto a Pedro Melguizo, Antonio Jaén, y 
otros jóvenes rockeros del panorama jiennense -quiero recordar también 
que fue el mismo año que se inauguró el Circuito de Motociclismo de 
Jerez, con la victoria de un Champi Herrero y un Martínez Aspar 
eufóricos: también andaba yo por allí-. Fueron años en que la cultura y 
el deporte estaban en auge, se vendía bien, políticamente, socialmente, 
intelectualmente. Ahora, amparados en la recurrente excusa de la crisis,
 con alevosía y animosidad, eliminamos de la cartelera uno de los 
estandartes culturales de Jaén, para los jóvenes, sí para aquellos que 
se quejan amargamente de que el botellón es la única salida que les 
dejamos los mayores, y a los que terminaremos dándoles la razón con 
actitudes como esta.
También
 viví la edición de 1988 -perdonad si me equivoco, pues hablo de 
memoria, sin bucear en las hemerotecas ni en internet, a capela- con la 
visita de los Héroes del Silencio en el antiguo espacio del cine de La 
Alameda, abarrotado hasta el paroxismo, como las barras del bar en las 
que nos acodábamos los más gañanes. Luego, con el tiempo también se 
prohibieron en algunos recintos y festivales, porque al parecer la gente
 bebía en ellas. Seguramente algún iluminatis así lo descubrió: ¡que se bebía en las barras de los bares de los conciertos!
Me
 siento en la obligación intelectual y personal de luchar por el Lagarto
 Rock, también de luchar ante cualquier atisbo de hacer desaparecer la 
cultura, a la que nos van a someter los políticos -o mejor decir 
politiquillos- de turno, de cualquier signo, sin distinción de razas, 
credos o ideas, aunque reconozco que en eso las derechas le llevan 
delantera a las izquierdas, y hablo de cargarse los conceptos culturales
 que no estén apegados al poder, a su poder.
Además
 me duele doblemente porque resulta que el concejal de Hacienda de Jaén,
 es de mi pueblo, Bailén, y coincidí con él en aquestos foros de debate 
político, y me esperaba de él más imaginación, y no la simple tijera. Él
 sabe, como sabemos todos, que a veces esa misma imaginación puede mover
 montañas, hacer crecer el brote verde donde solo había aridez. No se 
necesitan medios económicos para todo, sino voluntad de querer hacerlo, 
ganas, trabajo, esfuerzo, llamar a mil puertas. Todo antes que borrar 24
 años de historia del rock español. A veces se nos olvida, la memoria es
 demasiado corta, la cantidad de artistas que han desfilado por su 
escenario, y que con el tiempo se han consagrado, y que sin ese plus de 
ayuda, y unas cuantas zancadillas más, se habrían quedado en el camino y
 hoy no podríamos disfrutarlos en las ondas de las radios más oidas.
Miles,
 cientos de miles de devotos que disfrutamos de las noches del Lagarto 
Rock en los distintos espacios públicos habilitados para ello. 
Probablemente también cientos de historias de amor que se iniciaron al 
calor de su música, o profundas amistades forjadas en la camaradería, 
aunque si esta palabra no le gusta a los representantes del PP en el 
Ayuntamiento de Jaén, la puedo cambiar sin compromiso alguno.
Hoy
 está de moda ampararse en la situación económica de los Ayuntamientos 
para acelerar el desmontaje de la sociedad del bienestar, de la cultura,
 o como ocurre, por ejemplo en la Comunidad de Madrid con la Educación, 
alegando "que no existe liquidez para afrontar determinados proyectos", 
aunque sí vemos que existen medios para afrontar otros más afines con 
las distintas ideologías al uso. Lo curioso es que donde ha entrado el 
PP a gobernar, se alega lo dicho de la mala gestión del partido 
saliente, pero cuando son ellos los que dejan el gobierno, y el 
Ayuntamiento pelado, sin un duro, como en el caso de mi pueblo, Bailén, 
resulta que no puedes criticarles, pues salen todos en tromba a morderte
 la yugular: ¡lo que hay que ver después de más de treinta años de 
democracia! 
Eso,
 precisamente eso es lo que está en juego cuando los politiquillos se 
cargan los Festivales de Música, las programaciones de cine, los eventos
 históricos, los acontecimientos deportivos, las organizaciones de ocio y
 diversión. Pues es la propia idea de la democracia lo que está en 
juego. ¿O no fue precisamente la llegada de la democracia y las 
libertades lo que trajo el despertar de nuestra sociedad en cultura, en 
educación, en deportes, en ocio? Ahora resulta que pretenden que demos 
un paso atrás no ya en el aspecto cultural, sino en el vacío democrático
 al que nos están pidiendo que saltemos...y sin paracaidas.
Manolo Ozáez para BAILÉN INFORMATIVO.
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