Buenos días amigos. Es posible que alguno de vosotros se sienta identificado, acaso dibujado, en las palabras que os voy a susurrar al oído. Si es así, espero que hoy cuando salgas a la calle, cuando llegues a la oficina o al tajo, o al volver a la calidez de tu hogar, grites lo más alto que puedas, pues poco a poco te van dejando sin voz, sin aliento, sin presencia. Hace unos pocos días, un extraño, trazaba en público mi currículum profesional y literario, con el esbozo inacabado de una breve relación de hechos vitales, que, en conjunto, no ocupaba más de un folio por una sola cara y a doble espacio. Justo al acabar el fulano su intervención, una terrible náusea recorrió de sur a norte mi cuerpo, pues comprendí que el resumen de una vida no puede ocupar tan exiguo espacio. ¿Cómo ignorar mis viajes espirituales y periplos vacacionales por Turquía, por América, por el desierto argelino de Tinduf? ¿Mi descubrimiento vital de Lisboa, París, Atenas o Spetses? No podía creerme que en apenas un minuto y medio hubieran desentrañado los amasijos complejos de una vida, en este caso la mía, pero podía ser la de cualquiera. Obviar que se pertenece a una familia que tiene sus orígenes más cercanos en Jaén y antes en Cambil; ignorar que en El Almendral, de pequeño nos apedrearon, o que junto al Arco de San Lorenzo, con seis años, otro grupo de chavales nos calentaron; la de veces que robamos tirajitos a los barrios vecinos para lograr la mejor hoguera de San Antón; las largas noches de insomnio por un amor adolescente que no cuajó; o los trasnoches de feria en feria regados de alcohol. Ni tan siquiera haber encajado en un renglón hablar de la mujer con la que he compartido 22 años de existencia, con sus penas y glorias. Peor aún desdeñar la infinita presencia de mis hijos Nicolás, Gema y María, justificándolo en la imperiosidad del reducido tiempo de que disponemos en los protocolos. De ahí mi angustia, mi arcada, al comprobar que se intenta explicar, en el minúsculo espacio de un folio, por una sola cara, y a doble espacio, la intensa vida que en suerte a cada uno nos tocó vivir, reducir a lo infinitesimal los innumerables episodios en que se desgrana una vida a tope, como es tu vida y la mía.
viernes, 21 de octubre de 2011
viernes, 14 de octubre de 2011
Un día de Recreación y Gloria en Bailén. Artículo de Manolo Ozáez para COPE JAÉN
Buenos días. Un año más, en Bailén, hemos reconstruido parte de la gloriosa historia que escribieron nuestros antepasados, los mismos que vertieron su sangre por entre los olivos. No todos eran de Bailén, pues los había de Mengíbar, de Porcuna, de Jaén, de Andújar, de Utrera, de Carmona, piqueros de Jerez, de Granada y de Málaga a cargo del General Reding, de Écija, de Villanueva de la Reina o de Córdoba. Les movía un ideal: la independencia de España del opresor francés. No se pararon a pensar si las ideas ilustradas y liberales que querían introducir en este país eran buenas, propicias o justas. Lo único que importaba era que habían violado nuestra tierra, asesinado a nuestras gentes, mancillado nuestro honor, a pesar de que este se tambaleaba en horas bajas, por culpa de unos papanatas de reyes, padre e hijo, Carlos IV y Fernando VII, enfrentados por la corona y olvidados por completo del pueblo sobre el que reinaban y que pasaba hambre y escasez. Ese mequetrefe de Napoleón se había burlado de las gentes de este país, los había minusvalorado, y ese fue su gran error y a la postre su tumba política, pues se le olvidó, o algún consejero se lo ocultó adrede, que el español del norte, del sur, del este, del centro, de las islas y del oeste, era un ser orgulloso, apegado a su tierra y a sus costumbres, amante de una sola bandera bajo la que todos nos parapetábamos, y que sin complejos nos acogía, algo que hoy se nos ha olvidado, y de lo que tal vez un día nos arrepintamos, pues nuestra historia colectiva, regada de sudor y de sangre, se escribió a nuestro pesar, y a pesar de los políticos de pacotilla. El pasado fin de semana en Bailén rememoramos lo que ocurrió tal día como hoy hace doscientos años, en 1811, un pueblo ocupado por las tropas francesas. Hoy son los financieros los que nos tienen ocupados, y, encañonados. Lo que no saben es que los españoles somos un pueblo orgulloso, y aunque perdonamos, no olvidamos quién es el enemigo.
viernes, 7 de octubre de 2011
La Legión en Jaén. Artículo de Manolo Ozáez para COPE JAÉN del 7 de octubre de 2011
Buenos días. Resulta que hoy viernes, mi buen amigo Alfonso Rojas, que ostenta el título de Hijo Adoptivo de Bailén, nos va a obsequiar a los jiennenses con la presencia del Tercio de la Legión Española, en varios actos castrenses y musicales que a buen seguro harán las delicias de pequeños y mayores, de antagónicos y de inclinados: “Indignaos, absteneros, pues que la música militar nunca te supo levantar”.
Inevitablemente me viene a la memoria las palabras de Rafa, un buen amigo desde hace al menos tres décadas, de ideología netamente comunista, pero que, curiosamente, o al menos a más de un amigo eso nos parecía, se sentía incondicionalmente adepto a la parafernalia legionaria, acudiendo, siempre que su escaso tiempo de ocio se lo permitía, a visitarlos en la Semana Santa de Málaga o en la de Ronda, disfrutando con el porte militar de los legionarios, con su severa disciplina; alabando su profundo amor a la patria, destacando los valores que representan a ojos vista. Tengo que explicar, para que vuesas mercedes me entiendan con meridiana claridad, que Rafael es padre, como muchos de nosotros, con un hijo mayor que acaba de iniciar los estudios universitarios en Linares, y del que tengo que confesar que es un chaval educado, inteligente y moderadamente trabajador, pero adolece, según me dice, y según compruebo yo en mi propio hijo, de idéntica edad, de una notable base de fundamentos y principios, que les permita, en un futuro afrontar el devenir de la propia vida y sus circunstancias.
Inevitablemente me viene a la memoria las palabras de Rafa, un buen amigo desde hace al menos tres décadas, de ideología netamente comunista, pero que, curiosamente, o al menos a más de un amigo eso nos parecía, se sentía incondicionalmente adepto a la parafernalia legionaria, acudiendo, siempre que su escaso tiempo de ocio se lo permitía, a visitarlos en la Semana Santa de Málaga o en la de Ronda, disfrutando con el porte militar de los legionarios, con su severa disciplina; alabando su profundo amor a la patria, destacando los valores que representan a ojos vista. Tengo que explicar, para que vuesas mercedes me entiendan con meridiana claridad, que Rafael es padre, como muchos de nosotros, con un hijo mayor que acaba de iniciar los estudios universitarios en Linares, y del que tengo que confesar que es un chaval educado, inteligente y moderadamente trabajador, pero adolece, según me dice, y según compruebo yo en mi propio hijo, de idéntica edad, de una notable base de fundamentos y principios, que les permita, en un futuro afrontar el devenir de la propia vida y sus circunstancias.
Apegados como están al festival del botellón como principal fuente de ocio y diversión; enganchados a las redes sociales que nos vende internet y su fábrica del conocimiento limitado, Rafa, como otros miles de padres, estima, valora y justiprecia la entereza de los caballeros legionarios, la vigencia de su audacia, el coraje y el arrojo de su atrevimiento, la utilidad de unos principios que, aún tratándose, como él dice, del ámbito militar, nunca perdieron vigencia, a pesar de que, por mor de absurdas referencias, hubo un tiempo en que pudieron estar mal vistos. Hoy en Jaén, como ayer en Bailén, mi pueblo, fraternizaremos con los soldados legionarios que desfilarán por nuestras calles y plazas imperturbables, pero nunca insensibles.
sábado, 1 de octubre de 2011
Intervención de Manolo Ozáez, Secretario de la Asociación Caecilia y de la Asoc. H. C. General Reding en la 17ª Gala de los Premios Caecilia del 30/09
Buenas tardes a todos a esta Gala de los Premios Caecilia en el día que nosotros denominamos de San Caecilia, pues de alguna forma tomamos la calle y los escenarios en un intento desesperado de olvidar los problemas que a diario nos acucian, y que ni tan siquiera me voy a molestar en pronunciar. El año pasado os sorprendimos con el proyecto Hans Christian Andersen, el descubrimiento de una placa que recuerda su paso por Bailén, la visita del Embajador de Dinamarca a Bailén, los concursos entre escolares de primaria, el especial de Bailén Informativo. Este año, a pesar de lo innombrable, hemos vuelto a hacer bolillos presentando la novela Udrí de José Ramón Parra, el documental “Lo que mi rey me paga. Los Tercios de España”, en colaboración con otras Asociaciones Culturales de Bailén con las que no nos pesa organizar actividades conjuntamente, pues ello nos enriquece. No estamos solos, pues han venido a acompañarnos en esta noche de otoño amigos de Málaga, Huéscar de Granada, Sevilla, Córdoba, San Sebastián, Madrid, por supuesto de Jaén, y de pueblos como Andújar, La Carolina, Mengíbar, Guarromán o Baños de la Encina, señal inequívoca de que conceptos como amistad, lealtad y futuro no han caído todavía en desuso. No obstante seguimos pensando que la esencia de los Premios Caecilia no es solo presentaros en sociedad a personas y entidades que, la mayoría de las veces en las sombras, realizan un extraordinario esfuerzo por el deporte, por la música, por la iniciativa empresarial, por la educación, por la cultura, por su pueblo, es más que todo eso, pues también es la labor de una búsqueda en solitario por el atlas geográfico de España, aunque también del mundo, recuperando a algunos de nuestros paisanos que, por razón de su trabajo, o por motivos particulares insoslayables, tuvieron que partir de Bailén como decimos en estas tierras de terrón y olivos, “a buscarse la vida” más allá de sus fronteras físicas y humanas. Todo eso nos da igual, pues hoy los hemos traído aquí, frente a vosotros, a que les miréis a los rostros, cara a cara, y os sintáis orgullosos de su paisanaje, de sentirlos cercanos aunque sea por un solo día. Luego nos iremos, cada uno para su casa, pero, ¿quién me negará que un hueco en su médula sensible no irá impregnado del olor de este acto y de esta tierra? Gracias a todos por vuestra asistencia.
Manolo Ozáez, Secretario Asociación Caecilia
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