Con Felicidad, una belleza de película, en la fiesta de los 80 y 90 en el Pabellón Olivo Arena de Jaén
Vaya vaya vaya vaya guapísima
Con Felicidad, una belleza de película, en la fiesta de los 80 y 90 en el Pabellón Olivo Arena de Jaén
Vaya vaya vaya vaya guapísima
Felicidad, mi novia, y yo, siguiendo nuestros itinerarios culturales, nos adentramos en los actos de la Semana Santa jiennense -jaenera-.
Trajes vistosos, imaginería excepcional, palpable devoción, después de dos intensos años sin salir a las calles... y con mascarillas... sin vernos los rostros... escondidos... apagados. Había ganas de salir a la calle, a expresarse, a relacionarse. Y así lo hicimos Felicidad y yo, como dos devotos más, como dos turistas más, como dos viajeros ávidos de emociones y de sensaciones.
No podía faltar la foto de la hermosa Felicidad ante la imponente Catedral de Jaén, luciendo su eterna belleza en pose de modelo de revista.
La palpable devoción se advierte en cada esquina, en cada gesto, en los olores, en los sonidos, en los empujones.
No existe lo exterior. Nos aislamos de los ruidos y de las miradas que nos observan. Indiferentes a ello, pendientes exclusivamente de nosotros, del otro.
Las imágenes que han estado dos años encerradas, salen a lucir sus rostros, sus ademanes, su queja, su dolor, a la ciudad, que la espera con los brazos abiertos y con deleite, para renovar los votos de una devoción que persiste desde siglos.
¡Cuánto hemos echado de menos estas imágenes, estas fotos, estos encuentros!
No dejo de asombrarme, cada día, del bello rostro de Felicidad, que me cautiva hasta hacerme prisionero del azul de su mirada.
A través de la calle Cerón, en el centro neurálgico de la capital del Santo Rostro.
.... continuará)