Mi hija María, me ha pedido hoy que le ayude en un trabajo de
clase sobre un Premio Nóbel de La Paz. Le he sugerido al menos 5: Ghandi, la
madre Teresa de Calcuta, Martin Luther King, Barack Obama -que es el que más le
suena por su vigencia actual- y Nelson Mandela, de quien recuerda que vio una
película cuyo tema central era la Copa del Mungo de Rugby, escrita por el autor
John Carling, habitual del diario AS. Al final eligió a Nelson Mandela,
fundamentalmente, todo hay que decirlo, porque su auténtica pasión es el
deporte.
He vuelto a leer su biografía, y recordar su epopeya por las cárceles
sudafricanas, su amor por África y, sobre todo, su personalidad, pues supo
adelantarse a su tiempo, fue un visionario, consiguiendo concienzar a los
miembros de su partido africanista, que buscaban el enfrentamiento con quienes,
hasta entonces, habían sido sus carceleros y explotadores mediante un sistema
político criticado por las Naciones Unidas y por toda la gente que cree en la
libertad, como era el apartheid. Son lecciones que no se nos deben olvidar,
pues de vez en cuando la historia nos regala alguna perla de personaje que el
tiempo elevara a los máximos altares de la humanidad.
por Manolo Ozáez
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