miércoles, 7 de marzo de 2012

Artículo que nos remite nuestro amigo el capitán Jon Valera, desde Málaga, para ser publicado en el próximo BAILÉN INFORMATIVO


El duelo de “Barry Lyndon”
“Su honor los comprometió hasta vengarlo con un asesinato, ó con dos: se desafian; señalan día y hora; salen al campo; llegan al sitio; sacan la pistola; preparan; cargan; apuntan; tiran……….. Zas! Alla va eso! Uno de ellos cae redondo à tierra”.

Hasta aquí, lo normal en un duelo del XVIII o XIX, … si se tenía buena puntería y no fallaba la pistola a base de pólvora negra y piedra de sílex, claro. Pero el desenlace de esta historia no es el que esperáis. O sí, si habéis visto la obra de arte en celuloide que Stanley Kubrick estrenó en 1975, basada en la novela de 1844 de William Makepeace Thackeray.

En ella, el joven irlandés Redmond Barry (luego, Barry Lyndon), desafía al capitán inglés John Quin por el amor de su prima Nora. Redmond vence aparentemente a su contrario y huye, pero años después le es revelado que el duelo fue amañado por su propia familia para no perder las 1.500 libras anuales que les proporcionaba aquel matrimonio. La explicación era que los padrinos no habían introducido el proyectil en el cañón de las armas y Quin, sencillamente, se había desmayado. 



¿Ficción? Las primeras líneas de este texto podrían ser un extracto del libro, pero no, es parte de una nota aparecida en el diario gaditano “El Conciso” del 25 de Febrero de 1812, en plena Guerra de la Independencia contra las tropas de Napoleón. En ella se relata un suceso ocurrido en la ciudad francesa de Burdeos en Diciembre de 1811, cuando, tras una disputa, dos comerciantes decidieron batirse en duelo. El que cayó al suelo “quedó tan muerto como un difunto”, pero, para sorpresa de los presentes, no se encontró en su cuerpo herida alguna. La bola de plomo estaba clavada en un árbol…


Jon Valera Muñoz de Toro

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