sábado, 5 de mayo de 2012

Diagnósticos y remedios (artículo de Manolo Ozáez para COPE JAÉN)


Buenas tardes amigos. Hoy he desayunado en mi cafetería habitual con el señor Mariano Rajoy, trasladándole mi preocupación, y la de todos mis colegas, por la marcha de la economía española. A su lado, Ángela Merkel, que por casualidad se encontraba por Bailén, de camino hacia Sevilla, no paraba de repetirnos la dichosa palabreja de “¡austeridad!, ¡austeridad!, ¡más austeridad! Aunque en ocasiones se desmelenaba con la sevillana de la contención del gasto y el baile de los recortes salariales. No había degustado apenas dos bocados de mi tostada de aceite virgen de oliva cuando el ministro de Economía, Luis de Guindos, se apresuró a informarnos que habían vuelto a aumentarnos la prima de riesgo, o lo que es igual, a rebajarnos la confianza a través de la calificación. El ministro Cristóbal Montoro esbozaba una sonrisa que no supe entender, pues no estaba el horno para bollos. Tras de nosotros apareció una insigne calvicie a la que continuaba una barba descuidada, era el señor Rubalcaba que, con su característica sorna decía “no, no no”, como si se tratara de una canción. Dos bocados más de la tostada y mi garganta se manifestaba oponiéndose a que siguiera tragando, como si la película no fuera conmigo. Apreté el paso, sorbí el café, bien caliente, como me gusta, y a escasos cuatro mordiscos del final de la media tostada, no pude más, renunciando a completar el almuerzo, pues algo me oprimía el estómago lo suficiente como para no poder continuar. En ese preciso instante advertí que la situación requería diagnósticos, remedios, medicinas, algo que tras cuatro años de dolencia, nadie había resuelto. Peor aún: observé que los galenos, todos ellos eminencias en el asunto, no conseguían ponerse  de acuerdo en mi sueño, en el dictamen, menos aún en el antídoto.

  Manolo Ozáez para COPE JAÉN

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