domingo, 15 de abril de 2012

Con el eco ya lejano... (artículo de Manolo Ozáez para COPE JAÉN)


Buenas tardes amigos. Con el eco ya lejano de los tambores y cornetas de la Semana Santa, que ha dejado en nuestra tierra unos cuantos litros de agua bendita y miles de lágrimas recorriendo el asfalto de nuestras calles por la suspensión de algunas procesiones, entre ellas la de nuestro Abuelo, hora es de enfrentarnos a la realidad cotidiana de aquellos otros asuntos que ocupan los minutos y horas de cada día: el pago de la hipoteca, las notas de nuestros hijos, la subida de la factura de la energía eléctrica, el compromiso con nuestra pareja, el gesto abrupto de nuestro jefe, las goteras de la terraza, el arreglo de la cisterna del agua, la ITV del coche, la boda de un amigo, el duelo por la pérdida de un ser querido, la ruta senderista por el corazón de Despeñaperros, o, en algunos casos, afrontar el dilema de si dejar de fumar ante la nueva subida del vicio del tabaco. Ya no se trata de la crisis, de la situación económica del país, de la prima de riesgo, de la falta de crédito bancario para las empresas o para los particulares, de la paralización de la actividad económica, de los recortes en inversión e investigación, de la reforma laboral o la revisión del sistema sanitario o educativo, sino, simplemente el día a día, pues hemos asumido la crisis y sus efectos colaterales como algo habitual, como algo que forma parte de nuestras vidas y de lo que hay que huir hacia delante, pues quejarse por sistema no conduce hacia ningún destino. A diario me preguntan qué tal me va la empresa, cómo veo la situación, y cosas por el estilo, y, ciertamente, he comenzado por contestarles que ya pagué mi recibo mensual de la hipoteca, que las notas de mis hijos aún siendo buenas podrían haber sido mejores, que a mi perro lo he llevado al veterinario para su revisión anual, que este fin de semana planeo asistir al concierto de Guerrero García en la Sala Kharma, y otras cuestiones de este tipo, o lo que es igual, me niego a seguir permitiendo que otros dirijan mi vida hacia espacios donde no quiero estar ni lugares hacia los que no quiero ir, simple y llanamente.


    Manolo Ozáez

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