martes, 4 de septiembre de 2012

Secuencia de la Recreación del Alcalde Carbonero de La Peza 2012

 El alcalde Carbonero dirigiéndose a sus paisanos, desde el balcón del Ayuntamiento, aregándolos para que entablen batalla contra el invasor francés
 Las mujeres lapeceñas tuvieron, como siempre, un papel primordial en el conflicto, sufriendo a su finalización, las peores de las suertes por su osadía y atrevimiento.


Las tropas francesas llegan a La Peza, y, como en la novela de Pedro Antonio de Alarcón, se mofan de la preparación y estrategias de batalla de los incautos habitantes de La Peza, ante un rival tan numeroso y bien formado en el arte de la guerra.
 Uno de los capitanes franceses, oteando el horizonte, calibra la oposición que van a sufrir sus regimientos. Entre los oficiales franceses no cabe el miedo. En ocasiones es admiración por la pasión de los españoles en defender esta tierra tan inhóspita y paupérrima, como era España a principios del siglo XIX, y que nos narraban los viajeros escritores románticos de Europa.
 Las mujeres, enlutadas, desde los balcones y las azoteas, miran desconsoladas la suerte de sus familiares y amigos.
 El alcalde de La Peza, seguido de sus paisanos, se dispone a hacer frente al invencible ejército invasor, al que opondrán un cañón de madera de encina, previamente quemado y ahuecado, al que cargan todo tipo de proyectiles, dispuestos a vender caras sus vidas y su libertad.


El enfrentamiento entre el ejército francés y el populacho, era inevitable, pues ninguno de ellos dió su brazo a torcer en una negociación, como hicieran otros pueblos de la comarca granadina...que no vamos a nombrar.

El autor de "nunca supieron de qué guerra se trataba", de capitán francés, se enfrenta a los lapeceños.



Se lucha en cualquier lugar. Cualquier persona, niño o mujer es válido para esta guerra que entienden los granadinos justa.
 El sargento de la artillería imperial francesa, Fati, se bate contra varios habitantes de la comarca, a los que fácilmente conseguirá herir, pues es más ducho en el enfrentamiento cuerpo a cuerpo.


La artillería no deja de sonar y hacer fuego, batiendo las diezmadas filas de los españoles en la localidad de La Peza. Son incontables las bajas, algo que no importa al general Godinot, pues quiere al pueblo sometido y a sus ejércitos bien colmados.


Se vuelven a recargar las piezas de artillería del ejército francés.

    Aunque la lucha es desigual, los paisanos se enfrentan con honor y gallardía, como si sus vidas no les importaran, como si las tuvieran de prestado.

   El oficial Vallejo, del ejército francés, intenta dialogar con el Alcalde Carbonero y con su Consejo Local, sin conseguir que rinda las armas y entregue los alimentos y enseres exigidos por el general Godinot, que espera impaciente en Guadix las buenas nuevas.



  Los Regimientos franceses, con las estribaciones de Sierra Nevada al fondo, abren fuego contra la población civil a la desesperada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario