Hace algunas semanas nos escapamos a Cambil, pueblo de mis ancestros, a visitar sus intrincados rincones y sus callejuelas, excavadas en la roca de las piedras milenarias. Disfrutamos de sus paisajes, de su castillo virtual y de su gastronomía, Felicidad, mi pareja, y yo. Y nos aprovisionamos de algunas aceitunas negras de la localidad en nuestro tránsito hacia la cúspide del castillo. Por cierto, ¿dónde están las piedras del castillo de Cambil?
Siempre aparece guapa, la pilles en la pose que la pilles.
Siempre sonriendo, felices de estar juntos
Y qué me decís de su gastronomía serrana?
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