Era el primer concierto de rock al que asistíamos tras decretarse la pandemia. El protocolo, las medidas de seguridad anti COVID, la actitud de los asistentes, las formas, el ambiente... la pasión... todo era una incógnita. Se superó con éxito. No obstante... no es igual. En el directo, lo que prima es el ritmo, el bailar, el tararear las canciones mirando a los ojos de tu novia... o pareja, dedicándole la canción.
Estar sentado, con la mascarilla puesta, no ayuda a disfrutar al cien por cien de un concierto de música... en verano, por aquello de la calor. Sin embargo, volveremos a repetir, porque los grupos necesitan sobrevivir, la cultura necesita su espacio y los fan, los seguidores, los asistentes, necesitan/necesitamos soltar la adrenalina que llevamos dentro, sentir las sensaciones de los directos... a pesar de estar sentado y con mascarillas anticovid.
Luces tenues en el concierto para crear el ambiente
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