sábado, 6 de mayo de 2023

A VUELTAS CON LAS ELECCIONES MUNICIPALES. Por Nicolás Manuel Ozáez, candidato de JAÉN MERECE MÁS por BAILÉN

EN PLENA VORÁGINE ELECTORAL Por Nicolás M. Ozáez A pesar de los pesares -que me suena a machadiano por aquello del cantar de los cantares-, ya hemos entrado en la vorágine de las elecciones municipales. Bueno, corrijo: “hemos entrado en la vorágine de las preelecciones municipales”. Los candidatos se afanan en completar la lista de las distintas candidaturas, tarea arduo complicada, pues la inmensa mayoría de los ciudadanos da un paso atrás o hacia un lado, cuando se les propone participar activamente de la vida política. Eso no nos exime, a todos, de quejarnos, de criticar, de diagnosticar, de prever, de fusilar, de discutir, de plantear cuestiones de la vida ciudadana, programas electorales, propuestas de mejora, que son brindis al sol, pues está escrito con letras de fuego en nuestra memoria que la única forma de cambiar el estado ruinoso de las cosas es la participación ciudadana a través de los partidos políticos. Pero no se confundan ustedes, existen partidos políticos al uso y aquellos otros que no lo son. Volviendo al relato, tras la ardua tarea de encontrar gente comprometida con su tierra, se pone en marcha la maquinaria publicitaria y de opinión, a pesar de los pesares de que no ha comenzado oficialmente la campaña electoral, cantar de los cantares. Pancartas y carteles en los que no se pide el voto -por Dios- pero en el que se insinúa sobremanera. Cuñas publicitarias en las que se muestra el rostro amable de candidatos que, en ocasiones, de amables tienen muy poco. Excelsos programas electorales grandilocuentes, en el caso de los partidos que repiten legislaturas, una sarta de incumplimientos sistemáticos. En el caso de aquellos que llegan nuevos, un programa de ilusiones que cambiarían el curso de nuestra intrahistoria colectiva. Pongo un ejemplo: en mi pueblo, Bailén, todos incluyen la construcción de una residencia para mayores, inclusive aquellos que han gobernado en los últimos 20 años y no han sido capaces de ejecutar dicho proyecto, que incluían siempre en sus programas electorales. Me parece de risa, ¿a ti no? Entrevistas. Debates. Artículos de opinión. Enfrentamientos dialécticos de más o menos altura intelectual -corramos un tupido velo en este asunto, pues más bien sería de baja estatura intelectual-. Peleas de gallos entre los principales partidos nacionales, PSOE y PP, al ver peligrar sus aposentos. Llegarán los exabruptos, las denuncias a las Juntas Electorales, pueriles y torticeras, el “y tú más”. Mas tarde pegada de carteles, mítines edulcorados con música festiva, y más y más promesas que los ciudadanos, hartos de tanta palabrería, obviarán, acercándose a la barra del bar para conseguir otra cerveza gratis a cuenta de los futuros resultados electorales. La última semana será de locura. Aunque la verdadera locura será el día después del 28 de mayo. El recuento de votos. Las combinaciones, los pactos natura o antinatura. Las ofertas… las demandas. Las prebendas y reprimendas. Las sorpresivas y sorprendentes sorpresas. Beso a beso. Algunos partidos se presentarán libres de ataduras, sin mochilas. No dependerán de Sevilla, tampoco de Madrid. Pretende, ilusamente -quiero decir, con ilusión-, que en Jaén y en sus pueblos haya empleo, haya inversión por parte de los poderes del estado, que de vez en cuando nos miren. Que proyecten una vía férrea de alta velocidad que transcurra por nuestra tierra, para traer riqueza y progreso. Que no nos olviden, en favor del resto de provincias andaluzas. Que no nos conviertan en otro “Teruel, Soria o Palencia”. Sobre la balanza, depositamos nuestros recursos naturales, nuestras sierras, nuestros bosques, nuestros ríos, nuestros blancos pueblos, nuestro extraordinario patrimonio arqueológico y cultural. Aportamos nuestra historia, la sangre derramada por nuestros antepasados en numerosas batallas, que no se les olvide. Cedemos la cultura de nuestros jóvenes, con amplia y demostrada formación, obligados a emigrar a otros parajes. No se conseguirán los objetivos en una legislatura o en varias. Lo sabemos. No somos ingenuos. Pero este es el momento en el que tenemos que invertir la historia, en el que tenemos que plantarle cara a la desidia y decir que aquellas migajas que se nos ofrecen no las queremos. Queremos más, y además nos lo merecemos. Y poco a poco cantar aquello de golpe a golpe, verso a verso.