¡Cómo he
llegado a esta situación¡
Yo, Pierre-Antoine, conde Dupont de l'Étang, jefe
del Estado Mayor del Ejército, Terror del Norte, adalid, junto a Napoleón, en
el golpe del 18 Brumario, gran oficial de la Legión de Honor y vencedor de las
batallas de Marengo y Friedland, ¡me veo obligado a capitular¡¡qué vergüenza!
¡PARDIEZ!
Todo se ha
torcido. ¡Estos endiablados españoles!
En estas
fechas debería estar en Cádiz, recogiendo mi bastón de mariscal, y me hallo
aquí, en esta inmunda celda.
Yo, que
adelanté mi marcha para evitar la confrontación con el general Castaños… no me
esperaba esto en este Bailén de triste recuerdo para nuestros invencibles
ejércitos. ¿Cómo iba a imaginarme que dos divisiones españolas me esperarían en
las inmediaciones de la localidad?
Reconozco
que la suerte y también una osada estrategia, estuvieron de su lado… ese sol
abrasador de julio, que atravesaba nuestra piel y nos hacía sentir como si
nuestros huesos se fundieran, como el acero destemplado.
¡Vive Dios
que lo intenté de todas las formas posibles! por ambos flancos, por el centro,
en repetidas ocasiones, pero su artillería, su pericia y su conocimiento del
territorio, hicieron que al final la victoria se decantara de su parte.
¡Maldita suerte la mía¡¡Y maldito Vedel, que no llegaba nunca…!
Ahora, mi
futuro es incierto. A buen seguro que el corso me hará un consejo de guerra, me
degradará, me arrebatará mis honores, conseguidos en los campos de batalla
regados con nuestra sangre.
¿Qué futuro
me espera? ¿Qué escribirá la historia de mí?